Welcome to Valhalla
El Marvel Cinematic Universe Phase Four –o como llamamos aquí, Phase Flop- se ha caracterizado por tener más fracasos que logros, más streaming que salas de cine y más inclusión forzada de personajes y situaciones que un respeto al origen y ethos de los superhéroes. Al punto que ahora no se destacan, en los créditos finales de las producciones, los nombres de Stan Lee, Larry Lieber, Jack Kirby y demás genios que crearon la gran mitología comic de los últimos 150 años.
Desde Eternals (la peor película de Marvel en toda su historia), pasando por Black Widow (estrenada muy a destiempo de donde debería estar, además de ser muy irregular), Shang-Chi and the Legend of the Ten Rings (gris en todos los aspectos) y Doctor Strange in the Multiverse of Madness (el verdadero episodio final de Wandavision), cada una de estas películas no ha dado la talla cuando se comparan contra el legado de las obras previas, para no entrar en las mazmorras de las miniseries que Disney+ ha lanzado; todas bazofias en mayor o menor escala. Solo dos filmes han salvado a los fans –novatos y veteranos– de los comics: Spider-Man: No Way Home. Hacía falta que Columbia Pictures, y no Disney, respetase a Peter Parker (y compañía) y, en el caso que nos ocupa, solamente que en una escala mucho menor, Thor: Love and Thunder.
Luego del Armageddon que simbolizó Avengers Endgame, el Dios del Trueno está en una posición donde no tiene un propósito, así que decide aliarse con los Guardianes de la Galaxia para hacer el bien, aunque parezca que son más los daños colaterales que deja en lugar de lo que queda intacto. Ante una amenaza que ataca a la Nueva Asgard –ahora liderada por Valkiria– y que le fue anticipada por Sif, regresa a la Tierra para hacerle frente, pero con una nueva fuerza a su favor: Jane Foster, convertida en Mighty Thor y quien controla el Mjolnir (Thor ahora posee el Stormbreaker). Los 3 junto con Korg parten a buscar ayuda en la figura de Zeus, quien desestima el peligro que simboliza Gorr que, junto con su Necrosword, se convierte en el Asesino de los Dioses; y cuya motivación se explica con claridad en el cold open antes de los créditos iniciales.
Un elemento que destacó al director Taika Waititi cuando dirigió Thor: Ragnarök y que logró en grado supremo con su obra maestra JoJo Rabbit, es su capacidad para generar humor aún en las situaciones más adversas. En Thor: Love and Thunder vuelve a aplicar la misma fórmula, pero con resultados dispares. Si en la anterior película no se producían risas, sino carcajadas, en esta ocasión son más comedidas, más breves, debido a que busca repetir el efecto. Como reza el refrán, los rayos no caen dos veces en el mismo lugar, así vengan directamente del hijo de Odín. Ojo, no decimos con eso que la dirección sea mala, todo lo contrario, sino que el golpe de humor no se puede clonar.
Esta consecuencia es producto del guión firmado a 4 manos entre Waititi y Jennifer Kaytin Robinson, que por momentos no sabe qué hacer con el protagonista. Además, el texto saca a relucir dos fallas adicionales del film: por un lado, está el tono forzado de comedia romántica noventera entre Thor y Jane Foster, y por el otro, el contraste amplio que hay cuando interactúan los superhéroes contra Gorr donde el tempo, el espíritu y el curso de la narrativa, cambian tan radicalmente que es como ver dos filmes completamente separados sin una conexión natural entre ambos.
Eso sí, la fotografía y los efectos visuales son todo un asalto a los sentidos entre colores vivos, casi psicodélicos, con un blanco y negro tipo film noir que inclusive se siente en los efectos sonoros. La edición tiende a ser dinámica la mayor de las veces, pero decae en los momentos de comedia romántica ya mencionados. Y la banda sonora está dominada por el hard rock de Guns ‘N Roses y de Dio, a tal punto que la música incidental de Michael Giacchino y Nami Melumad queda opacada.
Sí. Chris Hemsworth es Thor; lástima que el film no le de oportunidad de expandir el personaje más allá de las bromas breves y las risas, excepto cuando la película está por terminar. Christian Bale como Gorr logra ser un villano a la altura de cualquier producción, literalmente mete miedo, o poniéndolo de otra forma: es como encontrar a su personaje de American Psycho Patrick Bateman en el más allá. Tessa Thompson repite su personaje de Valkiria, ahora más woke e inclusiva que nunca, si bien esto se hace evidente en una escena en particular. Jaimie Alexander repite su personaje de Sif para establecer el peligro que amenaza a Asgard, a los dioses y al propio Thor.
Russell Crowe hace un Zeus bombástico, mediterráneo y extremo, casi al nivel del personaje de Paolo Gucci que hizo Jared Leto en House of Gucci, pero menos caricaturesco. Natalie Portman repite como Jane Foster con más tiempo en pantalla, lógicamente por ser ahora "Mighty Thor", lo cual le da chance de poder demostrar más rango histriónico, algo que no pudo hacer en los dos primeros filmes del personaje. Por último y descontando un par de cameos reconocibles, están los Guardianes de la Galaxia (Chris Pratt, Pom Klementieff, Dave Bautista, Karen Gillian, Vin Diesel, Sean Gunn y Bradley Cooper) complementando el primer acto del film con actuaciones correctas.
Thor: Love and Thunder viene a ser un entretenimiento correcto, más para pasar el rato que para hacerse quebraderos de cabeza sobre el curso que tendrá el Dios del Trueno en las próximas entregas del Marvel Cinematic Universe. Como mencionamos, es mejor que Eternals por amplio margen, pero no le llega a Spider-Man No Way Home. Sólo deseamos que esta Fase 4 del MCU pase a futuro a ser solo un mal paso.
(★★★☆☆)
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Spaceman Spiff
