Delusions of Grandeur
Aquí debería comenzar –como siempre hago– con algo histórico y anecdótico, como que "fui fan de Star Wars desde niño" o que "tuve todos los juguetes de Kenner" o que "vi la trilogía clásica en el cine en su momento", pero no, a la mierda con eso porque gracias a Disney, y en especial al J.J. fucking Abrams, Star Wars es una soberana mierda y esta nueva trilogía es una pila de basura en llamas con pupú de perro y moscas verdes.
Star Wars Episode IX: The Rise of Skywalker culmina un bodrio redondo que comenzó con Episode VII: The Farce Awakens y el desastre que resultó Episode VIII: The Last Jedi que anuló cualquier posibilidad de corregir el curso de un tren diesel en bajada y sin frenos. Lo peor es quizás que, bajo el velo comercial que esta franquicia siempre se caracterizó, hay una agenda política de parte de quienes manejan las directrices de LucasFilm tras caer en manos de Disney y su cruzada woke con el dedo de China haciéndole un enema.
Me pueden acusar de ser un cerrado de mente, con ideales vencidos y todo eso. Pero jamás me podrán decir que no amé esta franquicia con la que crecí desde la niñez, para verla destrozada, junto a sus personajes icónicos, gracias a Disney que los redujo a la nada y los mató literalmente. Tampoco pueden negar que estos films son un producto mal rediseñado, que originalmente proviene de la inspiración e imaginación de un joven cineasta que buscó la expresión de su arte; ahora son la exposición de un movimiento políticamente correcto de parte de una corporación que vio la oportunidad de hacer dinero en base a un legado cultural que nunca entendió.
Sí, es fácil culpar a J.J. Abrams por ser un cineasta mediocre, con largo linaje de coletos en cine y TV, siempre apoyado sobre los hombros de los grandes soñadores para valerse sin méritos intelectuales. Lucas, Spielberg, Roddenberry, son esos quienes este hijo de la gran puta ha pisoteado. Un legado donde legiones de fanáticos ha construido una cultura que merece respeto, conservación y evolución. Episode IX es un mal film, por encima de ser una mala película de Star Wars, una bazofia desde el punto de vista objetivo de cine como el medio artístico donde esperamos buenas historias, suspensión e inmersión.
No son los efectos especiales lo que hace un buen film, son buenos personajes y un buen guión. Ambos bien construidos donde, bien dramatizado y dirigido, genera emociones, empatía y hasta un apego que se puede convertir en un sentimiento de pertenencia. No hay originalidad alguna en este mediocre fan fiction de pantomima que dejó de ser una burla para convertirse en un insulto. Insulto que arruina todo lo dejado en el pasado con una reinterpretación arbitraria de los conceptos de origen. Fíjense que en Star Wars Episode IX: The Rise of Skywalker "La Fuerza" ahora puede sanar heridas, ¡revivir muertos por Júpiter!, y hasta tele transportar materia en el espacio a través de distancias.
No pudieron viajar en el tiempo porque las mas de dos horas no le bastaron para añadirlo dentro de una secuencia de múltiples subtramas que saturan por lo apresurado de su ritmo inconexo. Nunca hubo un arco, antecedentes, motivaciones de los personajes ni siquiera una trama macro fuera de la emulación de los films clásicos de origen (Ep. IV, V ,VI); que sirvieron como calco para que Abrams, Kennedy y compañía se basaran para su "soft reboot" de segunda, donde la creatividad es nula. Abrams siempre partiendo de mirar hacia atrás con tal afinco que le impidió impulsar la saga hacia adelante. Es increíble que hay una trama mejor en un videojuego que recién terminé (y si me conocen bien, jamás insultaría a los videojuegos, son mi vida y el alma de Rural Tex).
Enfrascada en un mismo punto, no se añadió nada nuevo a la situación que dejó el cierre de Episodio VI. Se repitió todo de nuevo, con un reciclar del Imperio y los rebeldes para darle a la protagonista una excusa de revivir un déjà vu y terminar en el mismo sitio. Porque Star Wars Episode IX: The Rise of Skywalker nos deja en el mismo lugar donde quedamos al cierre de Episode VI, nulificando todo el cúmulo de acciones que se intentaron justificar durante tres cintas para el desperdicio, con personajes mono dimensionales, sin una motivación legítima y sin un arco narrativo coherente.
El film no tiene pulso, tuve que voltear a ver la sala a ver si se habían ido todos porque no había un feedback de ningún tipo de reacción. ¿Humor? no, ¿drama? no, ¿sorpresas? no, siquiera los clichés de fan service, que abundan de a minuto provocaron reacciones colectivas como la que comúnmente se comparten en las cintas de MARVEL. Lo curioso es que habían niños, y verlos retirarse sin estar eléctricos me dice que, o no les dieron suficiente azúcar o Star Wars Episode IX: The Rise of Skywalker fue emocionalmente inerte y tan entretenida como una visita al dentista.
La cinta es una hora demasiado larga y, si consideras que no incluye la primera hora que Abrams dedicó para tratar de revertir el daño irreparable que hizo Episode VIII, terminas con 40 minutos para repetir lo que ya vimos en Episode VI. Abrams trató de revertir la cagada que Johnson dejó con Ep. VIII. Eso resulta tan efectivo como dejar de fumar ante el diagnóstico de un enfisema pulmonar a ver si eso ayuda. Con la manera como Abrams acelera las acciones de una forma tan brusca que sientes que te están agobiando de un acto al siguiente. Sin generar emoción o anticipación alguna. La fijación en la nostalgia del pasado es un ancla que impide que los personajes originales tomen las riendas con su propia personalidad, generen liderazgo y angustia por seguir sus pasos.
Al igual que con LOST, el bodrio de TV que Abrams vendió como la galería del absurdo, Ep. IX mantiene la tradición de un mediocre Director que intenta construir tensión, sin ritmo ni antecedentes, para decepcionarnos por su falta de respeto hacia nuestra inteligencia. ¿Cómo explicas que el Emperador Palpatine sobrevivió a esa caída y a pocos minutos de explotar la segunda Estrella de la Muerte? No esperen explicación, no la hay, como casi todo, fue sacado del culo porque, qué coño importa. Cuando una protagonista es perfecta que pilotea, combate y hasta usa habilidades de Jedi sin entrenamiento alguno, caemos en el aburrimiento, lo opuesto de Luke, a quien vimos crecer y evolucionar como Jedi.
He visto mejores fan-fictions en YouTube con la mitad del presupuesto de The Blair Witch Project usando una handycam, una MacBook y After Effects. Personajes que no deberían existir, siquiera reaparecer sin justificar su presencia (Maz Kanata, es a ti a quien me refiero). O el "androide" que se les ocurrió hacer con una rueda y un vaso para pasar por originalidad, si ya tenían a BB-8 –que me gusta– y por su culpa dejaron a R2-D2 detrás de la cortina como segundón, ¿¡por que introducir a un droid que no es más que un vaso sobre una rueda!? Además de docenas de ridiculeces ilógicas y no me refiero al imaginario Sci-Fi. Al menos no mataron a Lando… quien tampoco hacía falta, pero repito, el Director se preocupa más por el pasado que desarrollar presente.
Es sumamente pomposa en su presunción que 'más es mejor' o que 'más grande y más rápido' es la aproximación ideal para superar la fuente que insisten en imitar con la excusa de homenajear, buscando complacer a todos pero no satisface a nadie. Predecible como absurda, se te olvida al salir de la sala, pero es tan pero tan mala que no fue suficiente para borrarla de mi mente, necesito un aneurisma, una botella de tequila y una bala .45 para olvidarla lo antes posible. Envidio a C3PO a quien borraron su memoria en el film olvidando lo que aconteció en las dos anteriores. Quizás la botella y la bala funcionen.
En lo personal lo único que saqué fue el cameo –de un segundo– de Denis Lawson y sólo un fan del Star Wars clásico lo sabrá apreciar y reconocer.* Fue bueno volver a ver al Rogue Lider, el mejor piloto de toda la rebelión y veterano de todas las batallas clásicas.
De resto es un cringe-by-the-minute fuckfest que lleva todos los méritos en convertirse en la peor de las tres películas recientes y eso ya es triste sabiendo que las dos anteriores son unos coletos impresentables carentes de originalidad, respeto y coherencia.
John Williams volvió a cobrar su cheque, parece que contrató a un D.J. para que le hiciera un popurrí de 'greatest leitmotifs' para samplearlos a cada rato en la situación más cliché de acuerdo al personaje y su tema. Se retira por fin, ya no le queda jugo. Triste.
No hay nada qué sacar, siquiera la "sorpresa" de ver a Harrison Ford en una escena de nuevo, ni a Billy Dee Williams sacado del olvido para darle más fan service a un personaje que no cuadra, como nada cuadra en repetir la trilogía clásica en un refrito argumental sin bases ni sentido alguno. Adam Driver como "Darth Pussy" no se pudo redimir a la fuerza, ni Daisy Ridley nos convenció que es una Jedi empírica y autodidacta, contrariando toda tradición de Master y Padawan. Oscar Isaac desperdiciado en el papel del macho alpha que sirvió para verlo disminuido ante la agenda feminista de "The Force is Female" fuck you Katheleen Kennedy! y el comic relief de John Boyega demostró que si lo borras de la trilogía, es el Jar-Jar Binks de turno, de sobra, relleno para intentar hacernos reír.
Por segunda vez en los 15 años que estamos por cumplir y con más de 500 reseñas de cine, otorgo la calificación excepcional que yace por debajo de una estrella, es decir, CERO ESTRELLAS o el Über Shite! 'The Adam Sandler Award' a lo más bajo y podrido que uno puede ver proyectado en la pantalla grande. Star Wars is dead.
(☆☆☆☆☆)
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Barton
P.D. Todo argumento en contra de esta reseña será respondida con un "mámame er güebo", gracias.
[*] Lawson es un actor escocés a quien conocemos como el personaje y piloto rebelde Wedge Antiles, pero quien en la vida real como trivia, es el tío del actor escocés Ewan McGregor, otro actor quien luego interpretaría el rol de 'Obi-One Kenobi' en sus años de juventud en los Ep. I, II y III. Wedge es el único piloto que se repite en todas las batallas de la trilogía clásica de George Lucas Ep. IV, V, VI.