Rural Tex es un estúpido portal web de noticias y reseñas sobre videojuegos y cine popular. Combatiendo el mal gusto desde 2005 (nos está costando mucho) Influenciados por nuestra cultura geek de Comic Books & Gaming, hacemos Periodismo Gonzo de tercera en este 'Colosal Desperdicio de Ancho de Banda'

En estos tiempos donde la industria de videojuegos va enfilada hacia un colapso casi asegurado –como el CRASH de 1983– por su insostenible modelo de negocios concentrado en saturarnos de lanzamientos AAA insípidos y genéricos, son los indies quienes tienen la labor de darnos esas experiencias que nos devuelven la esperanza por mantener la pasión por el gaming.

INDIKA es uno de esos juegos que apunta hacia calidad AAA en su producción, pero sin los vicios de esta categoría: abultados, demasiado largos y sobre todo, costosos. Estamos cansados de esos juegos que cuestan 70$ y creen que por añadirle casi 100 horas de tiempo –que no tenemos– estamos recibiendo un valor de calidad, de peso, que nutra una experiencia balanceada. Cierto que unos RPG tienen el mérito de exigir esa cantidad de tiempo, pero aventuras lineales, como critiqué en God of War Ragnarök, no deberían demandar más de 12-15h para narrar una buena historia cargada de momentos épicos de gameplay. Ese balance se ha perdido en favor de alargar artificialmente a los juegos de single player a docenas de horas que inevitablemente entran en el terreno del tedio y la repetitividad, agotando todos los recursos innovadores de interactividad de su diseño.

En INDIKA tenemos ese ejemplo de un juego de calidad, que nos da un tiempo satisfactorio de apenas 4-5h, dependiendo de cuánto te tome, por apenas 25$, y entiendes que no todos los juegos deben durar decenas de horas ni costar 70$. Este balance de creatividad, interactividad, entretenimiento y con retos acorde, es lo que define un juego de valor y contenido bien balanceado de otro que confunde cantidad con calidad. De un desarrollador eslavo indie –Odd Meter– y de nuestros amigos de 11 bit studios que nunca publican un mal juego (al contrario pura calidad en nuestra experiencia), INDIKA nos trae una inusual aventura como si fuese dirigida por David Lynch y Yorgos Lanthimos. Fumada, loca, Sui Generis y algo Avant-Garde, INDIKA narra una retorcida fantasía teológica con elementos de moralidad incrustados. Con un estilo visual de dirección artística agresiva que cautiva como asusta y sin ser de terror. Una pieza de arte con elocuencia y algo de humor.

Eres "Indika", pronunciada acentuando la primera letra, una joven monja que vive en un convento en una región eslava (Rusia, Ucrania, no sé) a finales del s.XIX o comienzos de s.XX, tampoco especifican, en plena revolución industrial que le da un toque de steampunk en su alegoría macabra. Indika no es como cualquier monja puesto que tiene una particular característica que ESTA POSEÍDA POR UN ESPÍRITU DEMONÍACO y lo entiendes desde el comienzo porque el demonio es muy parlanchín. Actúa como su conciencia a la vez del narrador de la história. Para sus homólogas, Indika esta simplemente loca, por eso la odian discriminándola de casi toda actividad oficial que no sea los quehaceres mundanos de una granjera. Indika es puesta a prueba al encargarle una encomienda llevando una carta desde el convento hacia un destino remoto. Sola, bueno, no del todo, porque aparte de su compañía satánica espiritual, se encuentra con un fugitivo de un Gulag –Ilya– que la ayuda durante el trayecto. INDIKA es un ejercicio mental que roza entre lo sacro y lo profano, la Fe y la tentación, la cordura y la demencia, la luz y la oscuridad.

En el trayecto Indika encuentra una serie de retos a la vez que va interactuando con su compañero de viaje, quien está herido de gravedad, indagando sobre el pasado de cada uno al punto que se van conociendo mejor. Indika recrea momentos de su pasado en formato de jueguitos arcade en pixel art, esto no me lo esperaba, aunque pareciera muy extraño combinar dos estilos de juego y gráficas tan dispares en un mismo título, funcionó de maravilla; en especial que los segmentos de gameplay 8-bit retro están bien llevados en diseño y ejecución, abordando estilos de jugabilidad arcade como 2D platformers, isometric racing, jumping y hasta pac-man. Este juego está majaretas porque incluso durante la travesía de INDIKA encontrarás coleccionables en objetos religiosos que responden como los típicos 1-UP de un juego de Nintendo con su símbolo pixel-art flotante y correspondiente elemento sonoro tipo MIDI synth. Pero ninguno de estos objetos se acumulan como inventario, esto no es Resident Evil, aunque pareciera a veces.

El resto de INDIKA funciona como cualquier juego de tercera persona con situaciones de platforming light sin mayores recovecos o complicaciones dado que es sumamente lineal. Lo que encontrarás son ligeros rompecabezas ambientales y mecánicos nada retadores que se resuelven con mover palancas, accionar botones o insertar objetos en algún mecanismo que encontrarás fácilmente en algún rincón. Coleccionables requieren de un poco más de esfuerzo, a veces desviándote de tu ruta, subiendo a un peldaño que requiera mover un mueble, una escalera o maquinaria; hay una gran diversidad de mecánicas únicas de interactividad que impresiona tanta variedad en un juego tan corto. Aparte, Indika tiene una interesante mecánica de diseño de niveles que deforma el entorno cuando peca y enseguida es dominada por su entidad maligna, pero con ponerte a rezar devuelves el mundo a su aspecto normal. Esto genera obstáculos de travesía que requiere alternar entre ambos estados (¿psicológicos?) para resolver y continuar. Muy buena innovación si no fuera porque lo usan apenas dos veces en todo el juego, un desperdicio de recurso de jugabilidad que se debió aprovechar con más frecuencia.

Las conversaciones de Indika con su compañero real, el fugitivo, llegan al punto de cuestionar a Dios y su Fe, con interesantes intercambios filosóficos de teología y existencialismo. Me complació esto siendo que soy un Ateo y que los desarrolladores adoptaron esta temática para quizás dar una lección de dualidad, dicotomía o simplemente sembrar la duda. No hay violencia ni mecánicas de combate o stealth, aunque no signifique la ausencia de peligro de morir por algún accidente o caída. Sin embargo la dificultad general del juego, tanto en la travesía como en intelectualidad lógica para resolver obstáculos, es casi nula; siendo ideal para una experiencia más narrativa, sin que eso resulte en un walking simulator que no exija tu total inmersión y atención. Más bien el juego es tan interesante en su historia, dirección artística visual y variedad de mecánicas interactivas, que nadie lo podrá tomar como un jueguito casual. INDIKA te atrapa y no suelta tu curiosidad y motivación por continuar.

Desarrollado con Unreal Engine 4, INDIKA es un arresto visual en todo momento, sus animaciones de motion capture son impecables salvo que la transición entre ellas puede parecer acartonada con falta de pulido. La parte visual es impresionista con espacios oscuros usando una iluminación espectacular con oclusiones y reflejos de superficie hiper realista. El sonido por el contrario es inconsistente, si bien tiene buen rango dinámico en algunos efectos, otros parecieran estar ausentes o falto de complejidad para complementar lo que sucede en pantalla dejando un vacío incómodo. Las voces, bien actuadas, cargan el peso de la narrativa con sumo interés dramático, satírico y moral.

INDIKA es un juego que limpia el paladar entre tanta ofrenda AAA homogénea. Por tan poco dinero ofrece una experiencia acorde, de calidad, con atisbos de producción AAA sin dejar a un lado su humildad indie. Un título AA que espero se repita, siempre y cuando los desarrolladores persigan hacer arte –arriesgado– por encima de complacer a publicistas avaros que diseñan con marketing para adoctrinar con experiencias convencionales.

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Bart

Copia de prensa por cortesía de Odd-Meter, 11 bit studios y Terminals IO by EVOLVE.