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Hay franquicias que son únicas, originales, que inevitablemente generan versiones alternativas inspiradas en su modelo de origen. Sucedió con los Souls de FROM SOFTWARE, creando un sub-género gracias a los clones que eventualmente aparecieron. La franquicia 'Monster Hunter' es una de esas que lleva años, casi dos décadas, con un estilo y diseño único, que por alguna razón tomó mucho tiempo en generar un competidor que emule al clásico de CAPCOM.

Como inevitable resulta comparar a Wild Hearts con Monster Hunter, porque notarás de inmediato en los primeros momentos donde este nuevo IP, producto de Koei Tecmo y EA Originals, toma mucho del ADN del clásico japonés que durante muchos años fue parte íntima del ecosistema de Nintendo. Tan fuertemente inspirado en Monster Hunter es, que muchos lo van a describir como una un clon. Y con justicia. Sin embargo Wild Hearts trae una serie de innovaciones a la fórmula que lo refresca en plano evolutivo a pesar de las inconfundibles similitures de patrón y diseño de su modelo de inspiración. Cambios y aditivos innovadores que enriquecen la experiencia en donde este título termina superando al original de inspiración.

Wild Hearts tiene enormes bestias –llamadas "Kemonos"– en un mundo abierto con un sistema de combate lleno de acción donde y una estrategia ejecutada en tiempo real. Sí, la fórmula está más que comprobada, no requiere gran ciencia, pero puede ser aderezada para que sea aún más sabrosa y, en este caso, el Sistema Karakuri es el gran diferenciador contra su rival de origen. Los Kemonos siendo las gigantescas bestias, monstruos o "Jefes", son el grueso del juego en su mecánica de cacería. Cada Kemono cuenta con sus propios ataques, por lo que la estrategia en uno puede no funcionar en otro.

Para vencer a los Kemonos tendremos un arsenal que esta encabezado por una katana, pasando por una espada de gran tamaño, un mazo, un arco y demás. Hay una gran diversidad de armas, pero su uso exclusivo no garantiza un éxito al enfrentarse a las bestias. Los Kemono son animales gigantes, como lobos, jabalís, ratas, águilas y simios, que han mutado por la naturaleza al punto que comprometen la estabilidad de la naturaleza que los originó, creando un problema en esta Japón feudal y requiere de formidables cazadores para eliminarlos, esa es toda su insípida trama unidimensional.

El bestiario disponible en el lanzamiento tiene algo más de 20 criaturas, con algunas siendo alteraciones de las ya conocidas, versiones más agresivas para niveles de combate elevados. El objetivo prioritario es salir al mundo y acabar con los kemono en diferentes contratos de caza, en solitario, o en compañía de hasta otros dos cazadores, online. A medida que vayamos superando a las bestias más básicas podremos mejorar nuestras armas y armaduras –cada uno con sendos árboles de habilidades o skill trees– para hacernos más poderosos, pudiendo así enfrentar otros Kemonos más soberbios.

Areas que vamos descubriendo mediante exploración, nos invita a recolectar materiales, ingredientes para cocinar y mejorar nuestra salud, que junto al sistema de progresión son elementos cruciales dentro de su muy complejo diseño. Que puede ser demasiado abrumador con una curva de aprendizaje bastante elevada que alejaría a muchos jugadores, incluso veteranos. La simplicidad del combate, muy bueno, se compensa con esta densidad de sistema progresivo RPG que demanda inversión de tiempo y estrategia. Hay enemigos menores y NPCs que te ayudan con quests, herrería y otras ventajas.

El Karakuri que mencioné al comienzo es el ingrediente fuerte dentro de la innovación mecánica que frece Wild Hearts. Es como un sistema de construcción al estilo de Fortnite que puedes emplear dentro del combate, en la exploración, todo en tiempo real, para diversificar la herramientas y habilidades de combate y platforming. Esta posibilidad de crear estructuras que nos asisten es lo que llamamos el arte del Karakuri. Con este arte, a medida que añades conocimiento, te permite crear cajas, trampolines, barreras para bloquear ataques, bombas, ballestas, niebla curativa y hasta un cañón.

También puedes confeccionar vehículos, jaulas, materiales, campamentos, tiendas y hasta un oso mecánico de madera para entrenar y probar tus armas. El juego online mejora la experiencia al unirse con hasta dos cazadores más con diferentes estilos de combates, arma electiva y combinaciones de Karakuri. En Wild Hearts eres un cazador errante cuyo físico, aspecto y estilo definiremos al comienzo con un extenso menú, pero por mas detallado que resulta este sistema, la animación facial raya en Shenmue de la época del Dreamcast, como si tuvieran exceso de Botox, de vaina mueven los labios.

Por separado todo suena muy bueno, pero la suma de sus partes, además de su desempeño técnico y gráficas ultra-vencidas, dan otra percepción del producto final. Wild Hearts estira las batallas con los Kemono al extremo tedioso donde te vas a encontrar más de una vez a las mismas bestias, que por alguna razón no tienen barra de HP y acabarlas te puede llevar mas de 20 minutos en un sólo intento. La falta de riesgo a perder la vida resta tensión por la facilidad de reponerse a los golpes con hierbas por doquier.

El Kemono abandona el área de combate para tener que cazarlo en una nueva locación y continuar el ritual de combate que se vuelve repetitivo, aún a pesar de aumentar el arsenal y habilidades Karakuri. Sin contar que los Kemono tienen dos etapas. No debería tomar tanto tiempo. El desempeño técnico también deja mucho qué desear, esperando que se resuelva con parches, ya que, a pesar de sus 60fps, hay demasiado tartamudeo, excesivo texture popping y caídas de fluidez para sentirse cómodo en cualquier escenario. Más aún que la perspectiva de la cámara es tan errante que conspira contra tus movimientos.

Visualmente Wild Hearts es un enigma, si las capturas oficiales proporcionadas por el publicista les parecen buenas, créanme que les hace demasiada justicia, puesto que en líneas generales, Wild Hearts se ve como un juego de PS3 por sus modelos burdos y texturas de ultra-baja resolución. El enigma es que el juego está exclusivamente dirigido a las nuevas consolas, pero su presentación de vaina pasaría como un titulo de principios de la generación pasada. Hay zonas que parecen sacadas de Dynasty Warriors del PS2, así de mal se ve, con razón, el desarrollador no es otro que Omega Force, saquen la cuenta.

No obstante hay un gran juego en Wild Hearts que promete mucho contenido adicional gratuito en el futuro, con espacio para crecer y, que siendo el debut, se aplauden las adiciones innovadores como se perdonan sus tropiezos. Los fans de Monster Hunter encontrarán una alternativa que los deleitará sin duda, sólo deben tener paciencia en esperar parches que pulan el rendimiento y tolerar su presentación nada sobresaliente en su hardware de la actual generación. Recomendable.

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Barton

Copia de prensa por cortesía de Electronic Arts y Milenium Group.