Surgery is the New Sex
Hay cineastas cuya sola mención de sus nombres nos da a entender qué vamos a encontrar en sus obras. Decir James Cameron es sinónimo de rigor fotográfico y efectos especiales de avanzada. Si es David Lynch sabemos que veremos cualquier obra surrealista que seguro nos gustará, aunque no tengamos ni idea de la trama. ¿Quentin Tarantino? Referencias pop, violencia y sangre in extremis. Y en el caso que nos ocupa, el señor David Cronenberg, podemos encontrar cualquier cosa; eso sí, no deja indiferente a nadie: o gusta o disgusta.
Incluso en filmes aparentemente “convencionales” como esa dupla maravillosa conformada por A History Of Violence e Eastern Promises, al igual que en sus obras maestras como Videodrone o su remake de The Fly, Cronenberg introduce siempre sus temas típicos y tradicionales: el deseo de ser diferente al precio que sea, personajes abiertos aunque oculten intenciones, todo ello mientras desafía los límites de lo que espera el espectador; por ello su reciente obra Crimes Of The Future no es para tomarse a la ligera. Para nada.
En un futuro totalmente distópico los efectos desastrosos del cambio climático y la polución han derivado en avances biotecnológicos, incluyendo la invención de máquinas y computadoras analógicas que interfieren y controlan las funciones corporales. Al mismo tiempo, la humanidad ha experimentado cambios biológicos de origen impreciso, llevando a la desaparición del dolor físico y las infecciones para la mayoría, permitiendo efectuar cirugías de forma segura y consciente en ambientes ordinarios.
A partir de un filicidio, encontramos a Saul Tenser y su compañera Caprice, artistas de performance que se especializan en realizar operaciones donde extraen órganos nuevos generados en el propio cuerpo de Saul; para él esto es más un éxtasis similar al sexual o al religioso que otra cosa. Además de ser contratados para averiguar la motivación del asesinato del niño mediante una autopsia, deben rendir cuentas ante un ente gubernamental encargado de registrar nuevos órganos, muchos de ellos creados dentro de Saul, y en especial una asistente quien ve en el acto que ellos ejecutan arte y pasión, junto con el deseo del padre del niño en saber qué tenía éste dentro de sí que le hacía evolutivamente diferente, único.
Una constante en la filmografía de Cronenberg está en mostrar desafecto hacia sus protagonistas, al mismo tiempo que expone sus motivaciones psicológicas, humanísticas y hasta espirituales. Esta característica es su marca y es más que evidente en Crimes Of The Future. Independientemente del momento, los personajes siguen teniendo apetito por la violencia, el morbo y el espectáculo, haciendo de los espectadores poco más que voyeurs. Esto se logra como consecuencia del guión firmado por el propio Croneneberg, quien plasma todas sus dudas y aspiraciones en imágenes surrealistas y situaciones complejas en lo físico, pero también en lo metafísico.
Complementando lo anterior, el Director se vale de una fotografía realizada por Douglas Koch que gravita entre tonos ocres –la ambientación es totalmente mediterránea– y filtros que hacen que la imagen tenga una textura opaca, desgastada, reflejo perfecto de los personajes y las situaciones. La edición tiende a ser algo plana, pero necesaria para sumergir a los espectadores en este universo. Y la música corre por uno de los colaboradores del Director: Howard Shore, quien refleja el caos del este neo mundo.
Viggo Mortensen, en su papel de Saul Tenser, transmite una sensación beatífica, casi religiosa, por ser protagonista del circo que es su vida y de la capacidad de generar órganos en su organismo, al costo de su salud física y mental. Léa Seydoux como Caprice, es la perfecta colaboradora de Saul: paciente, a veces sumisa, pero que igual desea poder modificar su cuerpo en aras de ser un reflejo de su belleza interna.
Kristen Stewart, además de ser una investigadora del ente gubernamental, se muestra como una fanática del trabajo de Tenser, al registrar sus performances cual groupie de banda de rock. Y junto con ellos, están toda una galería de personajes que entran y salen de la trama, unos más freaks que otros, pero con un elemento en común: modificar sus cuerpos sin evolucionar como personas.
En resumen, Crimes Of The Future es una película que entra en la filmografía más freak de David Cronenberg, donde están títulos como sus adaptaciones de las novelas de William S. Burroughs o J. G. Ballard, Naked Lunch y Crash, respectivamente. Luego de verla uno queda con la sensación de tratar de entender hasta qué punto el ser humano es capaz de alcanzar la “perfección” a costa de alterar su organismo, y sobre todo, ¿se puede llegar a la madurez psicológica y espiritual después de lograr la meta? Es extraordinario, pero no es un film para todo el mundo.
¿La cirugía es el nuevo sexo? Preferimos los placeres clásicos.
(★★★★☆)
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Spiff
