Malcolm is (always) right all the time…*
1993 fue un año muy particular para Steven Spielberg por dos motivos. En primer lugar recibió el reconocimiento de la crítica especializada, de gobiernos y del gran público al llevar a la pantalla la vida de Oskar Schindler y su labor en rescatar miles de judíos del destino fatal que era el estar en campos de concentración nazis, mediante su obra maestra Schindler’s List que le valió premios al por mayor, en especial el Oscar™ a la Mejor Película en 1994. Y en segundo lugar por haber estrenado la que se convertiría en ese entonces en la más taquillera de todos los tiempos: Jurassic Park.
No era para menos: el film está basado en el best seller homónimo de Michael Crichton con una razón científica totalmente válida para traer de vuelta a los dinosaurios luego de 65 millones de años desde su extinción. Además de la dirección de Steven estaba el clásico tema creado por su compositor fetiche, John Williams, actuaciones de pesos pesados como Sam Neill, Laura Dern, Jeff Goldblum, Sir Richard Attemborough, un casi conocido Samuel L. Jackson, un archiconocido Wayne Knight –el Newman de Seinfeld–, la fotografía de Janusz Kaminski y por supuesto, los principales protagonistas: los dinosaurios, en uno de los mayores logros en la historia del cine al crearlos bajo tecnología CGI, alzando la barra más arriba de lo que logró en 1991 James Cameron con Terminator 2: Judgement Day y abriendo el camino para que compañías como WETA alcanzaran niveles cercanos a la perfección en la trilogía de The Lord Of The Rings de Peter Jackson.
Paradójicamente, tanto éxito terminaría por despertar la codicia de Spielberg quien en su oportunidad dijo que no haría segundas partes de sus filmes cuando se le planteó en 1978 hacer una secuela de Jaws (clásico de 1975 que inició la era de los blockbusters), cediendo al estrenar en 1997 The Lost World: Jurassic Park un producto de menor calidad que el original, y produciendo ejecutivamente todas las subsiguientes (Jurassic Park III, el reboot que empezó en 2015 con Jurassic World, Jurassic World Fallen Kingdom) y Jurassic World Dominion, sexta entrega que más vale que sea la última y que como todas las posteriores a 1997, equivalen a películas que ya no tienen nada que aportar al cine.
Esta vez los dinosaurios viven como especies diseminadas por toda la Tierra y en las Dolomitas, región montañosa de Italia donde están los malos de la película: Biosyn y su líder Lewis Dogson; un laboratorio que busca descubrir curas para enfermedades, hambre y demás plagas de la Humanidad, haciendo cosas nada éticas para conseguir sus fines.
A partir de traer a la vida una especie de langosta existente en el Cretáceo que termina causando desastres en la agricultura, hacen frente común la Dra. Ellie Sattler, el Dr. Alan Grant y el Dr. Ian Malcolm luego de casi 30 años de los eventos originales, contra Biosyn, pero con el agregado de Claire Drearing, directora del parque Jurassic World o, cómo correr en la selva en tacones altos sin despeinarse ni ensuciarse, quien ahora hace vida pseudo marital con el encantador de velocirraptors Owen Grady, o cómo convertir a un dinosaurio en algo tan manso como un perro faldero con sólo levantar la mano.
Ambos han criado a Maisie Lockwood, versión clonada de una científica famosa quien es secuestrada por el laboratorio. Todos ellos, con el agregado del Dr. Henry Wu (otro veterano del film original), el tecno geek Ramsay Cole y la piloto mercenaria Kayla Watts, buscan detener a Biosys, y en el proceso hacerle frente a dinosaurios que ya no asombran como lo hicieron en 1993.
Este acto de desperdicio cinemático corre por cuenta de Colin Trevorrow, quien dirigió el reboot de 2015 y de quien se había rumoreado que haría el Episodio IX de Star Wars (otra franquicia contaminada por la codicia y la agenda políticamente correcta, a partir de ser vencida y vendida al Lado Oscuro de la Fuerza; a saber, Disney).
Lejos de aportar algo nuevo, lleva a los dinosaurios a persecuciones tipo Jason Bourne, o equipararlos con los automóviles de la franquicia Fast And Furious –otra saga inútil que debió quedarse en un solo film– al ponerlos al nivel de máquinas indestructibles. Si acaso se les ocurre volver a usar dinosaurios, capaces y los ponen a flotar en gravedad cero en pleno espacio exterior. Mejor no les demos ideas malas.
Además de una dirección mala, este film cuenta con efectos visuales que, si se observa con detenimiento, se pueden ver las costuras en términos de pixelado de imágenes, lo cual denota el bajo nivel de producción que posee. Puede que la edición sea eficiente en función de generar interés, pero ante lo malo de la dirección y del guión, ésta se diluye. Lo musical está a cargo de Michael Giaccino que hace un trabajo competente, pero queda minimizado ante el tema emblemático de John Williams.
Las actuaciones no aportan nada nuevo, sino recordarnos el desperdicio de los talentos de Sam Neill, Laura Dern, Jeff Goldblum, incluso BD Wong, y que alguna vez trabajaron en una obra maestra. Bryce Dallas Howard y Chris Pratt no pasan de ser rellenos en ésta última del reboot ante el peso de los mencionados.
Campbell Scott raya en lo caricaturesco con su papel de Lewis Dogson, suerte de cruce fisonómico entre Jeff Bezos y Tim Cook. Isabella Sermon como Maisie Lockwood se siente forzada, poco natural, casi estereotipada. Las excepciones a la regla están en los roles de Mamoudou Athie como Ramsay Cole y DeWanda Wise como Kayla Watts, que hasta podrían tener su propia película, si no fuera porque en una escena “la agenda” hace descartar cualquier intención.
Jurassic World Dominion viene a ser el final del reboot de la franquicia actual; donde los humanos tenemos que aprender a convivir con ellos. Quizás esta sea la moraleja del film, pero no del hecho que, por el bien de todos, los dinosaurios deben extinguirse por los próximos 65 millones de años de las salas de cine.
Es mejor quedarnos con el recuerdo de esa obra maestra de Steven Spielberg que aun a casi 30 años de su estreno todavía sigue impactando e impresionando a quienes la vimos entonces y quienes la han visto a posteriori.
(★★☆☆☆)
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Spaceman Spiff
[*] "Your scientists were so preoccupied with whether or not they could that they didn't stop to think if they should.” –Cita del Dr. Ian Malcolm (Jeff Goldblum) en Jurassic Park, 1993