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La primera obra del legendario Hideo Kojima fuera de Konami*, ha sido una apuesta arriesgada.

Si tuviera que resumir en una frase mi opinión sobre este juego, diría que Death Stranding es lo que ocurre cuando alguien con ideas típicas de un desarrollador independiente, tiene la suerte de contar con el presupuesto, personal y equipos necesarios para desarrollar un título AAA.

Se nota a leguas, que en SONY le dijeron a Kojima: Haz lo que te dé la gana, tienes total libertad creativa… y el padre de Metal Gear, desplegó sus alas para volar tan alto como quiso sin llegar al sol. Hay muchísimas cosas que analizar sobre este título. Se trata un juego cuidadosamente diseñado para crear intriga desde la primera escena. Incluso, muchos de quienes esperábamos su salida, teníamos miedo de que se nos hubiera vendido humo en los primeros avances que lo dieron a conocer. Felizmente, tras haberlo terminado, puedo decir que este temor resultó infundado pues el juego está lleno de sustancia y mucha densidad, tanto en su historia como en sus dinámicas de gameplay.

Hablar de Death Stranding es adentrarse en un universo súmamente original que sólo pudo haber sido concebido por una mente japonesa. No pienso hacer ningún spoiler, pero sí quiero mencionar los puntos principales que se plantean al inicio de la historia. Durante esta aventura, encarnamos a Sam Bridges. Un mensajero que trabaja para una organización gubernamental con el objetivo de volver a conectar a las ciudades de los Estados Unidos de América luego de que ocurriera una suerte de apocalipsis que es conocido como el “Death Stranding” y que casi acaba con toda la vida en el planeta.

A raíz de este fenómeno, el mundo de los muertos comenzó a mezclarse con el de los vivos y ahora la superficie de la tierra está invadida por seres hostiles semejantes a fantasmas y que forman buena parte de los enemigos que tendremos que enfrentar durante la aventura. Lo que termina de ponerle la guinda a la torta es que Sam Bridges (el personaje que manejamos durante el juego) padece una rara condición que le permite recuperar su cuerpo en caso de morir. Además, el gobierno desarrolló una tecnología capaz de percibir a estas entidades usando bebés humanos que todavía no han nacido. ¿Ven a lo que me refiero cuando decía que se trata de una vaina muy original?

También existen personajes que no desean que Estados Unidos vuelva a conectarse y que se mantenga el caos existente. Ellos serán otro obstáculo a superar. Todas esta premisas, van adquiriendo un carácter más complejo todavía a medida que la historia se desarrolla. Los personajes guardan secretos que sólo son revelados hacia el final de la trama. Todo esto desarrolla un argumento que además de su originalidad, se distingue por tener giros inesperados y hechos que se prestan a debate por parte de nosotros, los jugadores.

El elemento lúdico de descubrir y armar la verdadera trama del juego, se pone de manifiesto y exige un papel activo por parte del jugador. Una característica, por cierto, muy nipona y poco popular en occidente. Nuestra misión como mensajero, consiste en entregar encomiendas y, con ellas, convencer a la gente de unirse a la red que conecta al país que busca reconstruírse a sí mismo. Kojima había dicho en entrevistas anteriores que Death Stranding no se iba a parecer a nada que hubiera existido hasta la fecha. Algunos críticos incluso están afirmando que este título, marca la creación de un nuevo género en la industria del videojuego, ¿exageran?

En mi opinión, estas afirmaciones son algo exageradas. Death Stranding toma elementos de otros grandes títulos, pero los hace suyos y los utiliza de un modo diferente. Debido a nuestro rol de repartidor (valga el chinazo), una parte significativa del Gameplay consiste únicamente en trasladar a Sam de un punto al otro del mapa, cargando varios ítems en un sandbox o mundo abierto. Sin embargo, esta dinámica (que parece súmamente simple) adquiere una complejidad maravillosa a medida que el juego se desarrolla.

Llevar nuestros encargos de modo exitoso, dependerá de habilidad, estrategia, planificación y la construcción de accesorios que, dicho sea de paso, son otra de las maravillas del juego. A la mayorías de los sitios, sólo podremos acceder caminando, pero habrá ocasiones en las que podremos usar vehículos y estructuras que pueden haber sido construídas incluso por otros jugadores.

Si bien Death Stranding no cuenta con una modalidad multijugador formal, lo cierto es que existe una comunidad invisible que deja su rastro mientras jugamos conectados a Internet. A medida que progresamos durante la aventura, podremos ver los elementos que han dejado otros jugadores y hacer uso de ellos para nuestra ventaja.

Jugar Death Stranding sin Internet, básicamente consiste en jugarlo en modo difícil pues la ayuda de la comunidad invisible, es vital en algunas partes del juego. Kojima incorporó con esto el uso orgánico de las redes sociales de modo magistral como elemento lúdico. Cada estructura, puede generar “likes” para nosotros o para el jugador que las haya fabricado y que recibe notificaciones de “me gusta” durante su partida.

La dinámica básica de nuestro gameplay consiste en la exploración y la superación de los obstáculos del terreno de juego. Sin embargo, debo añadir que no se trata de la única dinámica. Por el contrario, el sigilo y los enfrentamientos, también se hacen presentes en varios momentos de la aventura aunque no constituyen un elemento protagónico como lo es la exploración. Seleccionar el camino adecuado, administrar nuestros recursos y disfrutar del recorrido, conforman la columna vertebral del dameplay de este título.

En lo que a sonido se refiere, estamos ante una obra llena de mimo, detalle y cuidado. La post-producción de audio es simplemente magistral, así que si decides jugarlo, no dejes de usar tus mejores audífonos o un equipo de sonido de alta fidelidad de ser posible. Mención especial merece el soundtrack. En varios momentos, podremos disfrutar de música de diferentes artistas que harán del recorrido una experiencia aún más placentera.

Algo que ha caracterizado a Kojima en sus obras anteriores es la influencia que el cine ha ejercido en sus creaciones. Death Stranding está lleno de escenas filmadas, diálogos muy bien planificados y actuaciones poderosas por parte de actores muy reconocidos (Lindsay Wagner, Mads Mikkelsen, Léa Seydoux, Troy Baker, etc). Pero no es casualidad que nuestro protagonista esté encarnado por Norman Reedus (quien se hizo mundialmente famoso en la serie de “The Walking Dead”) ni que el director de cine “Guillermo del Toro” haya prestado su imagen para un personaje, porque ambos formaron parte del proyecto 'Silent Hills' de Kojima, abrúptamente cancelado por Konami.

Las gráficas en Death Stranding representan la cúspide de una generación que está llegando a su fin. El nivel de detalle en sus escenarios es impresionante, tanto de modo artístico como técnico. No experimenté problemas técnicos en más de 40 horas de juego.

No quiero finalizar esta reseña sin hacer la advertencia de que se trata de una obra que no convencerá a todo el mundo. Si tú eres de ese tipo de personas que se aburren rápidamente si no hay disparos ni golpes en un videojuego, probablemente debas alejarte de este título. Death Stranding es una apuesta arriesgada, de carácter contemplativo y con énfasis en una historia algo críptica pero muy interesante.

Es un juego que expresa muy bien su momento histórico. Desde la influencia de las redes sociales hasta la necesidad de conexión que nos caracteriza como seres humanos y que es lo único que puede salvarnos de nosotros mismos. No tengo pudor en admitir que tiene momentos frustrantes, claras influencias de otro géneros como el horror de sobrevivencia y dinámicas que pueden considerarse innecesariamente repetitivas.

Sin embargo, en mi muy particular opinión, estamos ante uno de los mejores videojuegos de la historia. Uno de esos que se ven muy poco entre títulos triple A y que recomiendo sin duda a los amantes de las buenas historias, a los apasionados por la frontera en donde el arte se cruza con los videojuegos y a quienes disfrutan de los mundos abiertos, la innovación y la exploración en arenas virtuales.

Death Stranding es uno de esos títulos que pueden darte ganas de abandonar mil veces durante el gameplay... pero que si lo aguantas hasta el final, jamás lo vas a olvidar. Kojima tiene conciencia del videojuego como una herramienta única para narrar una historia que sería imposible transmitir del mismo modo en cualquier otro medio y en Death Stranding hace uso de ello con total libertad.

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Pablo

[*] FucKonami