A 10-year Disaster
Hace ya más de diez años que vimos por primera vez a Noctis cuando fue presentado en aquel magnífico trailer del E3 2006 para Final Fantasy Versus XIII. Aquel juego, que junto a Final Fantasy XIII y Agito XIII iba a conformar la trilogía Fabula Nova Crystallis, nos ilusionó muchísimo no sólo a los fanáticos de la legendaria saga JRPG, sino a todos los gamers que nos entusiasmamos muchísimo por el futuro súper prometedor que, supuestamente, le deparaba a Final Fantasy.
Hoy en día, con el proyecto original más que muerto y convertido en Final Fantasy XV, lo único que queda es una inmensa decepción y tristeza porque el producto final es, por lejos, el peor juego de la franquicia. Me parece que es necesario hacer una breve reseña histórica de lo que ocurrió con este proyecto a lo largo de doce años. Luego de ser revelado en el E3 2006, Final Fantasy Versus XIII sólo apareció de forma esporádica en forma de trailers e información compartida por Square-Enix aquí y allá que poco o nada revelaban sobre su accidentado desarrollo. En 2011, se dijo que el título había sufrido grandes cambios de visión y que incluso el mismo engine sería cambiado. Para el 2012, corrió un muy fuerte rumor en los medios y comunidades gamers acerca de su cancelación. Pero no fue sino hasta 2013, también en el E3 que, en la conferencia de prensa de Sony, se reveló que el proyecto pasaría a llamarse Final Fantasy XV y saldría para PlayStation 4. Al año siguiente, el timón del barco se le entregó a Hajime Tabata, quien dirigió Final Fantasy Type-0 y Crisis Core del PSP. Todo esto, después de ya ocho años de desarrollo donde no se logró nada bajo el mando de Tetsuya Nomura
Desde que Tabata tomó la dirección del proyecto. Las preocupaciones e información divisiva empezaron a acumularse. En 2015 salió el demo “Episode Duscae”, del que escribí aquí. En lo personal, el demo me gustó bastante y me emocionó sobre lo que el proyecto final sería, pero mientras más abría la boca Tabata, más moría el hype y peor se veía el proyecto. Con el pasar del tiempo, se hacía más que evidente que Tabata y su equipo no tenían una visión clara de qué hacer con el juego, muchos de los aspectos que más gustaban a la comunidad fueron cambiados o eliminados completamente y la insistencia de Square-Enix por apuntar a la audiencia occidental en lugar de sus verdaderos fanáticos terminó de sepultar al título.
En lo personal, mi hype murió el día que Square hizo una vergonzosa presentación con Greg Miller y uno de sus compañeros de Kinda Funny en la que revelaron que el proyecto tendría un anime, juegos para móviles y una película CGI. Se notaba a leguas la desesperación de la compañía por recuperar la inversión y la falta de visión. Tabata también fue culpable de dejarse llevar por el “fan-feedback”, que incluso ha afectado al juego después de su lanzamiento. Agregando contenido innecesario o mal ejecutado. Mis expectativas con Final Fantasy XV estaban tan por el piso que me tarde casi dos años en jugarlo después de que salió y, a decir verdad, quisiera nunca haberlo hecho.
Final Fantasy XV nos cuenta la historia de Noctis Lucis Caellum, el príncipe del reino de Lucis, quien ha estado en guerra con el imperio de Niflheim por generaciones. Noctis, que va a casarse con el oráculo del país de Tenebrae, llamada Lunafreya, emprende un viaje con sus tres mejores amigos: Prompto, Gladiolus e Ignis. Pero en pleno viaje, Noctis se entera que su país natal ha sido invadido por el imperio y que su padre y Lunafreya han sido dados por muertos. Con eso, el plan de Noctis cambia radicalmente y decide obtener los poderes de los antiguos reyes de Lucis y los dioses de su mundo para retomar su nación, salvar a su amada y vengarse del imperio.
Es una trama sencilla pero que, con una buena ejecución y narrativa, podría haber sido memorable. Lamentablemente, todo ese potencial se desperdicia en una serie de personajes secundarios que prácticamente no aparecen, un héroe que no logra crear química con el jugador, una heroína cuya participación es casi inexistente y un villano con motivaciones abstractas y con poco sentido. La narrativa sufre cambios de tono y estilo muy pero muy bruscos en todas partes que hacen que los jugadores nos confundamos casi desde el principio. La trama es la víctima de Final Fantasy XV. Porque incluso con toda la otra montaña de problemas que el juego presenta, una buena trama habría salvado la experiencia, pero lo único que me motivó a avanzar en ella era ver en que había Tabata y Square gastado 12 años de desarrollo.
No es que pedía una trama súper densa como la que tiene The Legend of Heroes. Muchos de los mejores juegos de Final Fantasy tienen historias bastante sencillas, como Final Fantasy IV o el X, pero que se hacen memorables y épicas gracias a su ejecución, sus personajes y su narrativa. Final Fantasy XV no logra nada de esto y sólo termina sintiéndose como una serie de bonitas cinemáticas que, de manera forzada, se unen en un solo juego con poca o prácticamente nada de coherencia.
Cuando jugué Episode Duscae, me entusiasmaron muchísimo los gráficos del juego y fue uno de los aspectos que más aplaudí. Sin embargo, el juego final es un absoluto desastre visual, con partes que se ven espectaculares, como la ciudad de Altissia o la región de Duscae, y otras que se nota que hicieron por salir del paso, como los interminables pasillos oscuros y galpones en los que consisten la últimas cinco o seis horas del juego o la región desértica alrededor de Hammerhead, que está tan vacía y es tan aburrida de explorar que me recordó al fracasado open world de Metal Gear Solid V. Se nota a leguas que no se le puso cuidado en hacer un mundo abierto rico en contenido y cosas que hacer si no que se generó de forma apresurada en un deseo de decir “yo también tengo un mundo abierto”. Esa maldita enfermedad que tantos juegos occidentales sufren y que a veces invade a los títulos japoneses sin necesidad.
Lo único que medianamente motiva a explorar ese mundo abierto es terminar los típicos sidequests de “matar cierta cantidad de monstruos” o “conseguir tantos de tal ítem” para obtener experiencia o gil. Fuera de eso, no hay casi nada que hacer en el gigantesco mundo del juego. Además, se une el gravísimo problema de la movilidad de Noctis que es una porquería y el hecho que el Regalia, el auto que utilizan los protagonistas para moverse va literalmente sobre rieles y más que ofrecer libertad de exploración, se convierte en una piedra en el zapato. Hay una actualización que permite modificar el Regalia para manejarlo fuera de las autopistas, pero cuando se hace en un juego que claramente no fue diseñado con eso en mente, la experiencia se hace un dolor de cabeza. Lo mejor del mundo abierto –de las pocas cosas buenas del juego– es recorrerlo sobre un Chocobo. Las icónicas aves son hermosas en Final Fantasy XV, están muy bien animadas y es muy cómodo viajar en ellas, lo que me genera la duda: ¿Por qué no desarrollaron todo el juego con el propósito de explorarlo con los Chocobos en lugar del Regalia?
Los gráficos no es lo único decepcionante en la presentación. El rendimiento en el PlayStation 4 deja muchísimo que desear y es, sinceramente, de los peores framerates que he visto en la consola. No exagero para nada cuando digo que, en ciertas batallas, el juego literalmente se detuvo por un segundo entero, varias veces. Es un problema que también lo había en Episode Duscae, pero al ser un pre-alpha build, pensé que para el juego final ya estaría más que corregido. Pues no, el framerate es aún peor en la última versión. Y eso que se supone que a estas alturas ya el juego ha pasado por un montón de actualizaciones que lo han mejorado. No quiero ni imaginar la pesadilla que debe haber sido jugarlo el día uno. También está plagado de tiempos de carga que pueden superar el minuto y medio, a veces entre cinemáticas, que interrumpe la inmersión.
Las voces en japonés son bastante buenas e incluso tienen muchos actores famosos de ese país como el legendario Mamoru Miyano dándole vida a Ignis, pero no me gustó mucho el doblaje en inglés. Aunque admito que sólo habré jugado unas pocas escenas en inglés. Independientemente del idioma en el que lo juegues, Prompto será un personaje sumamente fastidioso y chillón. Y esto viene de alguien que está acostumbrado a juegos con chicas de anime con voces súper agudas. También hay gravísimos problemas de localización en todas partes donde se cambia el sentido de las oraciones, terminología y conversaciones. Por ejemplo, es normal que un personaje diga en japonés un simple “Arigato” y los subtítulos muestren cualquier otra barbaridad que no es una frase que demuestre agradecimiento. Un desastre total que me molesta mucho que ocurra en el juego más grande de los últimos años de una desarrolladora como Square-Enix, pero ahora que me he acostumbrado a analizar esto, me fue imposible hacerme la vista gorda. El soundtrack también me parece de los peores trabajos de Yoko Shimomura, y eso que ya me había emocionado bastante por la trayectoria de la compositora japonesa. Pero, a decir verdad, ahora que terminé el juego, recuerdo muy pocas de las canciones.
El gameplay es la segunda peor víctima de Final Fantasy XV. Utiliza un sistema de action-RPG que a simple vista se ve excelente y cool, con Noctis y sus amigos conjurando espadas de la nada para diezmar a los enemigos, haciendo ataques en cooperativo y utilizando el terreno a su favor. Pero basta con agarrar el control por unos minutos para darse cuenta de los gravísimos problemas de los que sufre el sistema de batalla. Los controles son iguales a los de Episode Duscae, con un botón para atacar, otro para esquivar o bloquear y uno para hacer los teleports, pero por alguna razón la cámara es muchísimo peor que en el demo de 2015, sobre todo en las áreas angostas como los dungeons. No quiero ni contar las veces que me confundía y perdía la oportunidad de atacar o esquivar algo porque la cámara enfocaba en algún objeto inanimado o se escondía detrás de algún muro.
Además, todo el juego está infectado de ese cáncer que son los quick-time-events. Prácticamente todos los enemigos tienen algún ataque que genera un maldito QTE, “press X for awesome”, sobre todo los bosses gigantes. Una verdadera vergüenza que arruina por completo las que pudieron ser muchas de las batallas más épicas no sólo del juego, sino de la saga entera. Hay una pelea con el summon Leviathan que da pena ajena gracias a esto, y el absurdo requerimiento de teletransportarse entre muros que hay en un remolino. No es recomendable el uso de magias porque, además de ser finitas, pueden hacerle daño a tus compañeros, y los dioses como Ramuh, Titan o Shiva sólo te permiten invocarlos en las peleas que la trama lo requiera. Un irrespeto a los icónicos magos de los Final Fantasy anteriores como Terra, Vivi o Shantotto. Además, las mejores armas consumen el HP de Noctis lo que hace aún más fastidioso lidiar con el sistema de consumo de HP y MP.En lo personal, hubiera preferido un sistema de batallas por turnos que aprovechara las animaciones de los protagonistas conjurando sus armas para verse fluido y dinámico. Muchos juegos de hoy en día tienen gameplay así y dejan más que claro que sigue siendo un estilo viable y que a los gamers nos encantan. Persona 5, Pokémon, Atelier o Bravely Default son clara prueba de ello, pero incluso si Final Fantasy XV tenía que ser un action-RPG, había muchísimos otros juegos modernos del género que podrían haber funcionado como inspiración, como son los excelentes Bloodborne, Ys VIII o NieR Automata. Sin embargo, siento que Final Fantasy XV, más que un RPG, quiso ser un simple juego de acción como un Assassin’s Creed con teleports y el resultado no funcionó.
En la segunda mitad, Final Fantasy XV deja de ser mundo abierto y se vuelve tan linear como Final Fantasy XIII. Y no sólo cambia la forma de las áreas sino el tono mismo del juego, que fuerza una sección de escape de un túnel manejando el Regalia (algo similar a cuando huíamos del Pillar of Autumn en Halo 1) o el infame Chapter 13 donde ahora podemos manejar a Gladiolus en un sistema de batalla completamente diferente al del resto del juego que hace sentir todo como si fuera un título distinto. Sin coherencia, explicación o razón alguna. Y la guinda de la torta es la batalla final, que es simplemente una cinemática bonita plagada de QTEs. Un absoluto desastre que demuestra que Tabata jamás tuvo una visión clara de lo que el juego debía ser y que muchas de las secciones se desarrollaron por separado y luego trataron de unirlas de forma forzada. Cosa que no funcionó para nada. Me moriría por saber qué opina Tetsuya Nomura del juego.
Lunafreya es otra de las tristes víctimas del juego. Recuerdo claramente que Versus XIII se presentó con una protagonista femenina llamada Stella que parecía que tendría una participación importante y en unos de los trailers incluso se enfrentaba a Noctis. Pero Luna, que reemplazó a Stella, fue una total decepción que prácticamente no apareció en el juego, su participación fue confusa, dejó poco impacto y además que sólo sirvió para que Tabata y su equipo intentaran, de manera fracasada por supuesto, SPOLIER! recrear la icónica muerte de Aeris en Final Fantasy VII. Creo recordar que, en varios de sus videos para promocionar el juego, Tabata dijo que quería que Luna tuviera el impacto de las protagonistas de otros Final Fantasy, como Terra, Lightning o Yuna, pero Luna ni siquiera les llega a los tobillos a ellas. El juego también intenta fallidamente recrear el World of Ruin de Final Fantasy VI, donde Celes despierta en un mundo destruido e invadido por las fuerzas de Kefka y debe hacer lo posible por reunirse con Terra y los demás para derrotar al malvado bufón. Me molesta muchísimo eso porque Final Fantasy XV se supone que debió ser icónico y épico por sus propios medios y no por tratar de andar imitando las partes importantes de títulos anteriores o de la competencia.
Cuando terminé el juego, sentí una mezcla de emociones en las que por fin me había quitado ese peso de encima, pero al mismo tiempo tenía una enorme tristeza por lo que el juego pudo ser y el irrespeto tan grande que es a sus antecesores, juegos que me han traído muchas de las alegrías más grandes que he tenido como gamer y que se mantienen hoy en día como varios de los mejores títulos jamás creados.
Hajime Tabata es una porquería de director y nunca estuvo a la altura de un proyecto como Final Fantasy XV, al que terminó de arruinar desde el momento que tomó la dirección. Me quedo con una enorme preocupación sobre lo que le depara el futuro a esta franquicia. Si Final Fantasy VII Remake y las futuras entregas imitan al XV, creo que puedo finalmente decir que la saga habrá muerto.
Final Fantasy XV es un juego que me hace estar aún más seguro de que tomé la decisión correcta cuando me alejé casi por completo de los videojuegos AAA. La absurda insistencia de los desarrolladores por hacer que el juego se pareciera más a un juego occidental de mundo abierto que a un JRPG tradicional fue la enfermedad que lo mató.
Esta experiencia me hace apreciar todavía más a los desarrolladores más pequeños que siguen haciendo JRPGs conservadores, con enfoque en mecánicas y narrativa más que en gráficos y mundos abiertos. Final Fantasy XV me hace dar gracias por la existencia de desarrolladores como Atlus, Falcom, Gust, Tokyo RPG Factory, Gamefreak o From Software que siguen al sol de hoy haciendo títulos maravillosos que demuestran que los JRPG están más vivos que nunca y que no se van a ir a ninguna parte.
A los fanáticos de los JRPG les digo, no crean que este desastre demuestra el estado actual del género. En las plataformas de PlayStation, Nintendo y Steam hay docenas y docenas de JRPG fenomenales y modernos que les hacen justicia a los juegos de la época del PS1 y Sega Saturn. Les imploro que les den una oportunidad a títulos como Persona 5, The Legend of Heroes, Bloodborne, Ys, Atelier, Pokémon, Bravely Default, etc. Ahí es donde están las joyas actuales del género, no en esta porquería impresentable.
¿60$?: No.
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PS4: 2016. 1-Disco (Blu-ray) o Digital. Zona ALL. Video HD: 1080p/30fps. Sonido: Dolby Digital & DTS 5.1, Jugadores: 1 (Online: 2+); Disco Duro: 72GB, DualShock 4 Compatible. Trofeos. ESRB Rating: T
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Mike