GAME OVER!
Una de las tendencias más recientes en el cine actual –aparte de los universos cinemáticos de los comics– está en el revisionismo fílmico; es decir, tomar elementos pasados (particularmente películas) y readaptarlos en las producciones más recientes, bien con un guiño de nostalgia o como un homenaje a lo ya logrado.
Esto lo vimos en obras como "T2: Trainspotting 2" donde constantemente se aludía a la OBRA MAESTRA de 1996 de Danny Boyle, tanto en el texto como en flashbacks. Dicho revisionismo, pero hacia las décadas de los 70, 80 y 90 (con mayor énfasis en los años '80), es más que evidente en Ready Player One, novela de 2011 escrita por Ernest Cline y que Steven Spielberg ha adaptado para la pantalla grande.
Partiendo del material fuente, las acciones se ubican en el mundo distópico que nos espera a la vuelta de 27 años en el Columbus, Ohio de 2045, donde la humanidad sobrevive en un entorno gris, hacinado, pleno de opresión ambiental y comercial por parte de la empresa IOI. Este emporio desea imponer un orden VR donde todo lleve a ellos, en contraste con su rival OASIS, un paraíso virtual accesible a todos creado por Jimmy Halliday (suerte de Steve Jobs mucho más hippie). Quien tras su fallecimiento fija como reto hallar a tres elementos claves –Easter Eggs en la jerga gamer– donde quien los encuentre será el heredero máximo y absoluto de la empresa que creó, muy abundante en referencias a la cultura pop del pasado donde este gurú tecnológico creció.
Es en este punto donde entra Wade Watts –o Parzival dentro del universo OASIS– quien junto a aliados como Arth3mis, Sho, Aech y Daito lucharán por cumplir estas misiones y derrotar a IOI dentro de un mundo virtual pleno de referencias a Back To The Future, DOOM, Buckaroo Banzai, Van Halen, The Shining, Batman, The Iron Giant, Twisted Sister, Atari 2600 y muchos más guiños dignos de una transmisión de MTV de 1984.
Un material pleno de nostalgia es terreno fértil para que Steven Spielberg haga magia en la pantalla, no por nada buena parte de su estatus como director y productor se produjo en esa década de los 80 con obras como Poltergeist*, Raiders Of The Lost Ark, E.T. The Extra-Terrestrial, The Goonies*, Gremlins*, etc., con lo cual el espectador que haya crecido en esa década se sentirá plenamente identificado.
Respecto a las audiencias que nacieron en años posteriores puede que se encuentren algo perdidos ante el espectáculo saturado que es Ready Player One, no obstante hay guiños a videojuegos y elementos geel mucho más recientes. Ciertamente hay momentos que afecta el tempo en virtud de querer incluir todo y la acción en la vista del espectador se pueda desviar por exceso de imágenes fan service, pero en balance general Spielberg juega con la audiencia un videojuego de nostalgia.*
Esta labor de dirección viene apoyada por un guión firmado por el propio Ernest Cline junto a Zak Penn, quienes pueblan este futuro virtual con golosinas que hacen las delicias de cualquier fanboy, desde los nerds y geeks más recalcitrantes hasta cyberpunks con referencias rebeldes y anarquistas. No es un tratado distópico formal de intelecto subliminal a lo Brave New World, THX 1138, Brazil o Blade Runner, pero dentro del espectáculo multicolor hay un dejo de premonición.
El trabajo de efectos visuales llega a un nivel entre sublime (en la secuencia tributo a Stanley Kubrick con The Shining) y convencional en particular las escenas de batalla donde el exceso de elementos tiende a dispersar, a diferencia de la fotografía donde se logra reflejar el contraste entre lo real y lo virtual.
La edición es en todo momento dinámica, como para que nada se quede por fuera en cuanto a acciones y personajes; un trabajo a cargo del veterano Michael Kahn. Y lo musical va por un lado en lo orquestal a cargo de Alan Silvestri (sí, esta vez no está John Williams tras la batuta) y un catálogo de éxitos que abarca desde Bee Gees hasta Van Halen.
Tye Sheridan hace el protagónico de Wade Watts (o Parzival) como un personaje más de los muchos que pueblan buena parte de la filmografía de Steven: aquél que está destinado a enfrentarse a los malos y vencerlos, sean tiburones, nazis o velocirraptores.
Olivia Cooke construye a Art3mis (o Samantha en la realidad) como una heroína promedio, desafiante al principio, sumisa luego de un tiempo. Lena Whaite construye a Aech, a diferencia de Art3mis, como toda una guerrera, más todavía considerando que su avatar en OASIS es similar a ella en actitud, más no en el tipo de persona. Philip Zhao y Win Morisaki vienen a ser los sidekicks de la historia en los personajes de Sho y Daito, respectivamente, indispensables en todo film de aventuras que se precie.
Ben Mendelsohn crea un Sorrento, dueño de IOI, como un malo que infunde respeto, pero no llega a ser el epítome del mal; algo que logra a medias Hannah John-Kamen con su personaje de F’nale Zandor, o T.J. Miller en medio del entorno virtual con su personaje de I-R0k. Simon Pegg crea a un Ogden Morrow como hilo conductor y elemento clave para que la historia llegue a su destino fijado. Pero quien logra destacarse en todo el reparto es Mark Rylance con su personaje de Jimmy Halliday como el non plus ultra de lo geek, pero con un dejo de humanidad y conciencia.
En suma, Ready Player One consigue transmitir un deseo de evasión ante lo desagradable que puede ser la realidad, lo duro que es el día a día, lo fácil que es sumergirse en el mundo virtual donde, como rezaba esa obra magna de David Bowie, todos podemos ser héroes aunque sea sólo por un día… o unas horas. No es una obra maestra de Steven Spielberg, pero es muy destacable. Game Over!
(★★★★☆)
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Spiff
[*] Spielberg fue productor ejecutivo bajo su compañía Amblin Entertainment, no fue el Director.
[**] Steven Spielberg no es extraño al mundo de los videojuegos, como gamer confeso solía aparecer de sorpresa como curioso en la división de videojuegos de LucasFilm, LucasArts, donde luego participó activamente en la producción de varios títulos, primero como consultor en 1989 con 'Indiana Jones: And the Last Crusade' de Ron Gilbert (Monkey Island) y luego metido de lleno en la producción y guión del éxito de 1995 "The Dig" (que también usó el motor SCUMM de Ron Gilbert). The Dig fue producto de un guión originalmente escrito/concebido para su serie de TV "Amazing Stories", que luego presentó a su amigo George Lucas para llevarlo a un proyecto de cine que nunca se realizó por lo extremadamente costoso que sería su producción para 1989. The Dig trata sobre un asteroide que va en colisión con La Tierra encerrando un secreto alienígena muy influenciado por 2001: A Space Odyssey. Al final, The Dig sirvió como base de inspiración a Spielberg para su producción "Deep Impact" tres años mas tarde, aunque de corte menos intelectual y más apocalíptico.