Everything lost is meant to be found*
Es natural siendo gamer de larga trayectoria, y más todavía un fan del juego Tomb Raider desde el inicio, que esta nueva adaptación al cine estaría en la lista de films que solemos cubrir aquí. Tomb Raider es un reintento por adaptar el videojuego original de Eidos Interactive a la pantalla grande luego de aquellas dos mediocres adaptaciones de finales del siglo pasado en la piel de Angelina Jolie.
En la misma tradición que el personaje se reinventó y rediseñó para los videojuegos en 2013 –con el título homónimo que la rescató del olvido– el cine copia esta iniciativa partiendo de la nueva imagen de Lara Croft. Atrás quedaron sus voluptuosas curvas y dotes de super-héroe con balas infinitas e igual soporte financiero, puesto que la Lara Croft del s.XXI es ahora más enclenque, humilde y falible.
No fui nada discreto al decir que el film Tomb Raider 'copia' el ejemplo del videojuego de 2013, ya que en estructura, imagen y hasta el guión, calca fiel y al carbón el grueso del juego en cuestión, pareciendo más una recreación con actores que una inspiración u homenaje. Esto es bueno por una parte y malo por otra. Lo malo es lo obvio, ya que sabemos que por tradición histórica la adaptación cinematográfica de un videojuego no siempre se traduce en un producto que representa lo que se experimentó en un medio interactivo, y peor aún, siquiera resulta ser un buen film del todo.
En principio porque desde el punto de vista narrativo, el principal fundamento de toda película, es casi imposible adaptar jugabilidad, que es el principal fundamento de todo videojuego. Sin embargo los juegos de data reciente han puesto fuerte énfasis en la parte narrativa y su respectivo guión. Razón por la que traducirlo al medio dramático no interactivo pudiera ser más análogo. Por lo tanto, las mismas fallas que el juego tuvo en su script, en consecuencia lo sufre el film debido a lo cercano de su adaptación.
En este caso Tomb Raider, el videojuego de 2013, tiene un soberbio y sólido guión que da fortaleza a su argumento aventurero, en especial importante si se quiere dar una nueva imagen a la franquicia donde se exige ahondar en antecedentes y desarrollo de los personajes. Tomb Raider aprovecha ese rico guión del juego para adaptarlo sin mayores cambios y ajustes, que los hay, pero no tanto para darle personalidad propia.
Tanto es lo que se trasladó de la consola al proyector que la casa Square-Enix –el publicista que posee los derechos de autor de la propiedad intelectual– aparece en los créditos de entrada como el productor. Escenario que vimos con Ubisoft en la fracasada Assassin's Creed del año pasado, pero que me complace ver a un desarrollador de videojuegos íntimamente involucrado en la producción y supervisión de su legado.
Tomb Raider se siente a veces claustrofóbica en escala si tomamos en cuenta las ambiciones escenográficas del juego que apunta siempre hacia lo épico. La mayoría de las tomas y planos sugieren espacios reducidos en lugar de los majestuosos paisajes y tumbas monumentales que el juego desarrolla con mejor óptica. Esto le da a veces un carácter de B-Movie de bajo presupuesto que difícil de ignorar.
Tomb Raider lejos de ser una bomba rompe taquilla, que no lo es, evita caer en la maldición que sufren casi todos los films basados en videojuegos: un fracaso. Es un film servicial, entretenido y complaciente tanto para el "normie" casual que nunca ha tomado un gamepad en sus manos, como para el gamer abyecto que ha vivido todos los juegos, en especial el último, que este film calca al carbón. Las escenas de acción y drama del juego son recreadas en el film emulando la atmósfera y el espíritu aventurero.
Que si bien adaptar gameplay al cine es imposible, con fracaso casi asegurado, el intento de Tomb Raider por mostrar los rompecabezas de las tumbas –mecánica interactiva típica de todo videojuego de Tom Raider– resultó un reto para el novel director Roar Uthaug, y que para mi sorpresa salió airoso.
Como breve resumen del guión, Lara se embarca hacia una remota isla de Japón en busca del legado de su padre quien por años persiguió la Leyenda de los Yamatai y la Reinda Himiko. De ser una citadina corriente, se ve forzada a forjarse como una sobreviviente en un entorno salvaje. Libertades en adaptar elementos de la secuela del juego salpican el guión de la cinta como por ejemplo la inclusión de su futura enemiga Ana Miller y la organización Trinity (no se extrañen de una segunda parte).
El guión sin embargo no deja de sufrir debilidades en sustancia e intelecto, sin giros ni capas de sub-tramas dentro de su simplicidad lineal, que en su narrativa sirve apenas para contar una breve historia que poco se distingue de la estructura de Indiana Jones and The Last Crusade. Es decir, así como el juego no trajo nada nuevo, tampoco el film; no obstante a pesar de lo superficial, lo hace bien y no deja lugar para mediocridades.
Con lo anterior me refiero a que no se toman riesgos ni pretensiones en desarrollar al personaje de Lara Croft por encima de su nuevo perfil simplificado. Como tampoco al resto del reparto ni al film en general. Pero Alicia Vikander (The Danish Girl) es competente en representar a la aventurera para las nuevas generaciones.**
Bien actuada y dirigida, Tomb Raider hace mucho con el "guión de videojuego" que tuvo a disposición, que por primera vez lo digo no como un insulto. Algunos efectos digitales pudieron recibir mejor pulido, pero en general hicieron el trabajo.
El reparto es igual de merecido en calibre, con Walton Goggins (The Hateful Eight) como el villano cubre lo básico y Kristin Scott Thomas (Darkest Hour) hace las suyas en el rol de la enemiga silente. Dominic West (300) sirve de contorno adecuado en el rol del padre de Lara Croft. Qué les puedo decir, que les recomiendo el film como entretenimiento genérico para los no-gamers y un homenaje aceptable para los que sí jugamos y conocemos bien a la arqueóloga. Lejos de ser un éxito, lo más importante aquí es que Tomb Raider es un film de videojuego que no apesta, eso ya es mucho.
(★★★☆☆)
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Bart
[*] –Lara Croft.
[**] Que en mi humilde opinión, en defensa de los artistas que trabajan en los videojuegos, bien se pudo recurrir a la actriz Camilla Luddington quien hace la voz y captura de movimiento a Lara Croft para Crystal Dynamics, el desarrollador del videojuego para Square-Enix. Luddington es tan o más hermosa que Vikander, más que físicamente apta para el rol y su voz es mucho más asociada con el personaje de Lara Croft; pero su nombre lamentablemente no vende taquilla como lo hace una ganadora del Oscar como Vikander –merecidamente– quien está en los papeles, como en alta demanda.