The Quick and the Angry
En la industria abundan las propuestas de juegos de carreras de carros al punto que saturan tanto como ocurre con los shooters. Entre Arcades, simuladores o algo en el medio, hay espacio para todos los gustos en este género que cada vez más se ramifica y especializa.
Need for Speed siempre fue ese racer que nunca apuntó a ser otra cosa que un divertido Arcade para el casual que no quiere lidiar con todas las complejidades de un simulador tipo Gran Turismo o Project CARS. Sin embargo este género ha dado pie para propuestas mixtas parte Arcade y parte simulador –como Forza Motorsport y Driveclub– creando un nuevo subgénero muy popular para aquellos que quieren un realismo aparente sin perder el factor de un videojuego accesible. Aquí es donde el mercado se ha congestionado reservando a los Arcades y simuladores serios a un nicho en vías de extinción. Hasta Need for Speed intentó probar suerte en este terreno con 'Shift' resultando en un fracaso.
Me encanta GT con el componente purista de un driving simulator, pero vamos a ser francos, estos racers serios pueden llegar a ser aburridos sin el factor de diversión pura que solíamos buscar en las salas de Arcade ('Driving USA', anyone?). Es por esto que siempre hay espacio para un simple Arcade racer que ofrezca diversión instantánea tan fácil como lo era meter una moneda y pulsar el botón start.
Need for Speed estuvo en un incómodo letargo durante buena parte de la pasada generación sin ofrecernos un Arcade racer que resultase obligatorio como lo fueron Underground, Carbon y Pro Street. Cada año venían con el mismo juego con diferente escenario, abandonando las persecuciones policíacas y piques nocturnos ilegales, elementos fundamentales de la franquicia, que al menos regresaron a la entrada a esta generación con Rivals y el homónimo de 2015. No obstante esas versiones no tuvieron impacto al carecer de contenido suficiente para generar momentum, en especial la última edición que fue controversial por su requerimiento online permanente.
Need for Speed Payback hace sendos esfuerzos para remediar todo esto, volviendo a su esencia de origen –piques/persecuciones– pero no deja de generar controversia por otra razón distinta. Payback trae de vuelta lo que hizo de Need for Speed un nombre propio, pura diversión Arcade con dotes de carreras ilegales con vehículos modificados a la vez que elude a la policía con persecuciones a alta velocidad. Influenciado fuertemente por la cultura millenial con obvias referencias a la onda de los films de The Fast & The Furious, Need for Speed Payback viene con una campaña de acción inverosímil donde encarnas a tres protagonistas distintos que se embarcan en una cruzada de venganza después de haber sido traicionados por un miembro de su pandilla.
La trama fuese tolerable, aún con sus diálogos tontos, acción de Hollywood absurda y corte cinemático lineal, de no ser por la obstrucción que los cortes de escena imponen sobre el gameplay… o falta de. Me explico, está bien que hagan su Hollywood Blockbuster con todas las referencias culturales a la famosa serie de películas, pero si me dejaran jugar los momentos épicos y no quedarme como mero espectador –sin siquiera un QTE– sería ideal desde el punto de vista interactivo que todo gamer serio aprecia. En Payback quedas reducido a correr segmentos de competencias o persecución, obedeciendo estrictos esquemas 'scripted' restringidos por el guión para no romper la cuidadosa narrativa lineal. Al menos dejaron de usar actores live-action reales para los cutscenes por gráficos in-engine gracias a la calidad que ofrece el motor Frostbite 3.
Aquí es donde, por ejemplo, en lugar de dejar que el jugador ejecute a un salto crucial o elija la ruta de escape durante una huída, sea el juego que te quite el control de las manos para que veas las decisiones y acciones tomadas por ti en un cutscene no interactivo. ¿La idea es que el jugador lleve a cuestas los retos, logros y fracasos, no? El único reto que te dejan son las competencias donde debes cumplir ciertos requerimientos para desbloquear nuevos progresos y eventos, que exige casi siempre llegar de primero sin importar si la categoría es Drag, Racing o Drift. El mundo abierto –enorme y hermoso– da al menos opciones para elegir eventos o carreras dentro y fuera de la campaña con free roam disponible para recorrer el mundo a discreción.
El gameplay sigue siendo lo mejor de N4S, y en Payback no hay cambios a la formula mecánica suprema que arrastra desde hace dos décadas. Pulida al extremo, sigue siendo el mejor gameplay de Arcade racer de la industria junto a la sensación de velocidad, los controles y el dominio satisfactorio del vehículo. Need for Speed Payback no es un juego para buscar física realista ni simulación perfecta, no obstante el juego trae desde hace diez años garajes para la modificación de atributos –tuning– que afecta el desempeño de un vehículo aunque el efecto sea sutil. Que resulta importante en Need for Speed Payback, donde el diseño de progresión por niveles exige que gastes el dinero ganado en 'upgrade cards' que son modificaciones para enfrentar la curva de dificultad que aumenta con cada competencia en todos sus modos: Street Race, Off-Road, Drift y Drag.
Aquí es donde el diseño entra en controversia mediante la aplicación de 'loot boxes', que es la nueva ola de microtransacciones de "cajas de lotería" –o en este caso de tarjetas– que obtienes como recompensa al culminar carreras y eventos. Estas tarjetas aleatorias tienen categorías de desempeño que afectan el rendimiento del motor, frenos, caja de cambios, turbo, nitro, etc. Obtenerlas sin gastar dinero real en microtransacciones se vuelve un tedio al repetir eventos similar al de un juego free-to-play. Si bien no estas obligado a comprarlas, el progreso lento motiva a hacerlo gracias a la naturaleza impredecible de las tarjetas que obtienes al azar. Siempre lo voy a decir, no hay lugar para el modelo de microtransacciones de los mobile games en un juego AAA de 60$ para consolas premium. Es lamentable que los loot boxes hayan llegado a Need for Speed.
El problema con el multiplayer en Need for Speed persiste en Payback, con falta de contenido que mantenga a los jugadores interesados en seguir jugando después que la novedad se desvanece tras unas horas de competencias repetitivas. Debería haber un modo multijugador activo donde te puedas topar con jugadores reales en el mundo abierto y en tiempo real para retarlos como hacías en Burnout Paradise o Rivals. Inexplicable sabiendo que EA recogió a todos los Devs de Criterion Games (desarrollador de Burnout) cuando desmantelaron la compañía y los migraron a Ghost, el desarrollador que actualmente tiene la responsabilidad de la franquicia Need for Speed.
Al menos se sienten las influencias de Burnout, como la actividad de estrellarse contra vallas publicitarias en saltos acrobáticos, igual el uso de cámara lenta cuando chocas y vuelcas a un policía en una persecución, y también las trampas de velocidad regadas por doquier en el excelente mundo abierto (otra herencia del clásico Burnout Paradise). La variedad del diseño de pistas y locaciones de este gigantesco recreo de carreteras y autopistas –inspirado en el Estado de Nevada con todo y una réplica ficticia de la ciudad de Las Vegas– es una maravilla para simplemente perderse conduciendo. Para muestra dejo un corto video donde me perdí rodando libre por el territorio hasta completar el ciclo de 24h que Payback recrea con realismo impresionante. Curioso que no hay clima variable ni el hermoso piso mojado de la pasada entrega, pero tan sólo el ciclo del día es suficiente golosina visual. Hey! al menos puedes pausar el juego a diferencia del 2015.
Payback es un excelente racer Arcade casual para pasar el rato y competir con amigos, si tan sólo el multijugador tuviera la variedad de eventos de la campaña además de modos exclusivos online como torneos, o si la campaña fuese más interactiva y menos cinemático-coercitiva de corte lineal, Need for Speed Payback fuese el Arcade racer perfecto que tanto añoramos. Pero al menos le doy crédito por haber vuelto a sus raíces de Carbon-Underground-Burnout. Esperamos que continúen en esta línea y se aparten de las microtransacciones en futuras versiones (puedo soñar).
¿60$?: El mejor Arcade racer de siempre, más grande con muchas actividades, pero las microtransacciones pueden alienar al público casual que es el target que este género va dirigido, cuidado.
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PS4: 2017. 1-Disco (Blu-ray) o Digital. Zona ALL. Video HD: 1080p/30fps. Sonido: Dolby Digital & DTS 5.1, Jugadores: 1 (Online: 2-8); Disco Duro: 25GB, DualShock 4. Microtransacciones. Trofeos. ESRB Rating: M
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Bart
[*] Copia de prensa por cortesía de EA y Weber Shandwick.