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  • Willy McKay: ¡Non-Plus-Ultra!
  • McKay: Muy bueno, peeero…
  • Pasta: Ta' Bien… Ta' Bien…
  • Mancao: Coleto impresentable.
  • Ñame: ¡Que nos devuelvan el tiempo y dinero que perdimos en revisar esta grandísima porquería! ¡Un CULAZO!
La Otra Dimensión - Reseña: Final Fantasy XIV A Realm Reborn + Heavensward

"Hear... Feel... Think..."

Final Fantasy XIV A Realm Reborn
PlayStation 4

Final Fantasy XIV es una de esas muchas historias en el mundo del gaming en donde un título sale siendo un completo desastre, sólo para irse levantando poco a poco mediante cambios radicales en su estructura hasta ganarse el apoyo del público y el éxito.

Al igual que como ocurrió recientemente con el juego Driveclub, mejorado con constantes actualizaciones de altísima calidad y Destiny, con su expansión "The Taken King", Final Fantasy XIV Online salió al público por allá en septiembre del año 2010 como el segundo MMO de la franquicia hecho por Square-Enix y que, en teoría, sustituiría al exitosísimo Final Fantasy XI Online (que sigue activo y recibiendo apoyo de Square-Enix a sus casi 14 años). Sin embargo, el juego salió con serios problemas de rendimiento, estructura y balance en las dos plataformas del momento, PlayStation 3 y PC por lo que las ventas y críticas estuvieron por el subsuelo por más de dos años.

Debido a esto, Square-Enix decidió darle una patada a la mesa y hacer una reestructuración completa tanto del juego como del equipo que lo desarrolló, por lo que puso a Naoki Yoshida a la cabeza del proyecto con gente nueva (que afectó también al desarrollo de las secuelas de Final Fantasy XIII y Versus XIII, ahora conocido como XV) con el propósito de reinaugurar el título bajo el nombre de “A Realm Reborn” a finales de 2013, con una versión para el PlayStation 4.

El resultado del trabajo de Yoshida y su gente no pudo ser mejor, Final Fantasy XIV: A Realm Reborn salió al mercado terminando el 2013 con excelente críticas y aceptación del público. Su población activa se ha mantenido en un ascenso constante y el apoyo de Square-Enix con contenido de calidad mediante actualizaciones y su primera expansión, Heavensward, ha sido excelente. Sin querer adelantarme a la conclusión, puedo decir claramente que Final Fantasy XIV es por lejos el mejor juego moderno de la franquicia, con una calidad que rivaliza la de títulos legendarios como Final Fantasy IV, VI y VII.

Final Fantasy XIV Online se lleva a cabo en el mundo ficticio de Eorzea en donde las naciones de Gridania, Ul´dah, Limsa Lominsa, Garlemald e Ishgard están en constantes guerras tanto entre ellas como en contra de amenazas extranjeras. La historia es muy larga y rica en contenido, con mitología, geografía y eventos muy bien desarrollados y contados.

El protagonista de la historia eres tú, o mejor dicho, tu personaje, que creas al momento de empezar tu aventura. Puedes elegir entre seis razas disponibles entre las que están los humanos normales llamados Hyur, humanoides de aspecto élfico llamados Elezen y Au´ra, los pequeños Lalafell, los gigantescos Roegadyn y una raza híbrida entre humanos y felinos llamados Mi´qote, que naturalmente generan a las hermosas catgirls siempre presentes en la cultura geek japonesa.

Además de la raza, podemos hacer cambios al personaje como el peinado, color de piel y cabello, altura, entre otros de manera que le demos un toque personal. Una vez que el aventurero empieza sus viajes por Eorzea, la trama lo llevará a formar parte un clan de guerreros superdotados llamados “Scion of the Seventh Dawn” que tienen como propósito luchar para lograr la paz y la prosperidad de todas las naciones en Eorzea. Los Scion están conformados por varios individuos con habilidades físicas y mágicas muy superiores y la posibilidad de comunicarse directamente con Hydaelyn, la diosa de este universo que tiene forma de un enorme cristal.

Naturalmente, el protagonista es el más poderoso de los miembros de los Scions y sus aventuras lo harán ganar innumerables aliados y enemigos a medida que va participando en conflictos por todo Eorzea que van desde una guerra contra un avanzado imperio tecnológico (sigue siendo un JRPG…) hasta un conflicto con varias razas de monstruos que tienen la capacidad de invocar a sub-dioses muy poderosos entre los que están los “summons” recurrentes de Final Fantasy: Ifrit, Titan, Bahamut, Shiva, etc.

Los aventureros pueden optar por varias clases disponibles, que una vez subidas a cierto nivel, se transforman en los clásicos “jobs” que hemos visto desde el primer Final Fantasy de los años 80s. Los “Discípulos de la Guerra” incluyen clases como el Marauder o el Pugilist que eventualmente de convierten en Warrior y Monk respectivamente, los “Discípulos de la Magia” incluyen al Conjurer y al Thaumaturge que se convierten en los clásicos White Mage y Black Mage (job que yo juego) respectivamente.

Por supuesto, existen muchas otras, cada una con su estilo de juego, fortalezas, debilidades y equipamiento que pueden usar. Los Warriors normalmente usarán armaduras pesadas y hachas que aumentan sus defensas mientras que los Black Mages siempre vestirán túnicas largas y báculos para maximizar el daño de sus hechizos.

A pesar que el juego tiene un enfoque muy grande en su historia y narrativa, Final Fantasy XIV: A Realm Reborn es un MMORPG por lo que el juego cooperativo y competitivo en “party” o grupos es lo primordial. Existe una gigantesca cantidad de dungeons para explorar en grupo en forma de “instances” (lugares reservados para algún party específico) al igual que batallas contra enormes y difíciles jefes que requieren muchísimo trabajo en equipo y que cada jugador sepa usar bien a su job.

Los roles de Final Fantasy XIV, al igual que en World of Warcraft y muchísimos otros juegos del género, se dividen en “tanques” que se enfocan en llamar la atención de los enemigos y aguantar sus golpes, “healers” que utilizan hechizos para curar el daño y mantener a sus compañeros vivos y los “DPS” que son las clases que tienen el propósito de hacer daño y causar status a los mobs. El trabajo en equipo que requiere Final Fantasy XIV es enorme.

El mundo de Eorzea es sumamente grande, me atrevo a decir que mucho mayor que la mayoría de los juegos occidentales de hoy en día que se llenan tanto de ser de mundos abiertos y ambiciosos. Para fortuna de Square-Enix, los servidores están llenos casi todo el tiempo, es normal tener que esperar en fila para entrar al juego cuando haces log-in debido a que los servidores están abarrotados de jugadores. También es una fortuna que la población de Final Fantasy XIV es normalmente muy amigable y están dispuestos a ayudar y ser ayudados, lo que me recuerda mis buenos dos años jugando al Final Fantasy XI con el que tuve una experiencia similar.

No todas las clases se enfocan en el combate, Final Fantasy XIV hace debutar muchas que tienen un énfasis muy grande en la creación de ítems, como los Alchemist, los Armorer y su recolección por todo el mundo, como los Miner y los Botanist. Estas clases son las que normalmente se encargan de tener llenas las tiendas de objetos dentro del juego, donde los jugadores compran y venden cosas a cambio de “gil” y por supuesto, todas tienen sus propios stats, niveles, habilidades y ropas para usar. Cabe destacar que a diferencia de otros MMO, Final Fantasy XIV no tiene micro-transacciones de ítems poderosos o “pay to win”. Existen objetos DLC pero son meramente cosméticos.

Es muy fácil ver a Final Fantasy XIV: A Realm Reborn como un gigantesco parque temático en honor a la legendaria franquicia. Hay un sin-número de referencias a juegos anteriores, como el uso de Chocobos que puedes criar y modificar para que te acompañen en las batallas, Moogles gritando “kupo!” por todos lados, la presencia de un ingeniero de airships llamado Cid o el hecho que tres de los raids más fuertes del juego estén basados en la Crystal Tower de Final Fantasy III, con soundtrack y todo incluido. Aunque es un MMORPG excelente y fácil de jugar, está claramente dirigido a gente que sean fanáticos de Final Fantasy y tengan experiencia con los juegos anteriores para que puedan apreciar muchas de las cosas disponibles en él.

El rendimiento del juego en PlayStation 4, la plataforma en la que lo juego, es sencillamente perfecto. Corre a 30fps con 1080p de resolución y rara vez hay caídas. En el único momentos que he notado bajones es en la batalla contra Odin, en la que normalmente participan hasta 200 jugadores a la vez por estar presente en un área disponible a todo el mundo que esté conectado en ese momento. De la misma manera, el rendimiento del juego con nuestras conexiones tercermundistas es genial, yo casi nunca puedo jugar online en una plataforma de PlayStation, sin embargo Final Fantasy XIV es increíble y rara vez he tenido problemas de lag ni de conexión.

Además, el contenido del juego es impresionantemente amplio. Hay demasiado que hacer, por lo que nunca se llega al punto en el que estás atascado con un personaje de máximo nivel sin ningún objetivo al que apuntar. Existen las misiones de la historia, el gran número de clases disponibles, el PvP (Player vs. Player), los raids, la recolección de montas, mini-juegos en la Gold Saucer (de Final Fantasy VII), el juego de cartas Triple Triad, la decoración de tu propia casa, etc. Final Fantasy XIV, como todo buen MMORPG, hace que te enamores de él y que una vez estés conectado, no quieras irte.

Pero todo eso es “A Realm Reborn”, la reinauguración del juego vanilla. Aprovecho la oportunidad para hablar también de la primera expansión real del juego, llamada “Heavensward”, que debutó este mes de junio e incluyó una gran cantidad de contenido a lo que ya era un MMORPG enorme. Heavensward continúa la historia de los Scions of the Seventh Dawn en una nueva nación llamada Ishgard, donde las razas humanoides están en guerra con los dragones y están buscando sobrevivir y lograr la paz con ellos. Al igual que en A Realm Reborn, la trama de Heavensward es espectacular y está contada con una narrativa de muy alta calidad a pesar de ser un poco lenta, al igual que el resto del juego, y por sí sola puede llegar a durar unas 60 horas. También ayuda mucho a darle protagonismo a personajes NPC como Alphinaud o Y’shtola, que ya tienen calidad para estar al nivel del legado de Cloud, Terra o Yuna.

Heavensward añade muchísimas cosas al gameplay además de una nueva y gigantesca nación, como por ejemplo son las montas voladoras, que llegaron como anillo al dedo; la posibilidad de subir el máximo nivel a 60, cosa incluye muchos skills a los jobs ya existentes (El Black Mage cambió totalmente su forma de jugar de nivel 50 a 60, cosa que personalmente encontré fascinante) y la presentación de tres nuevos jobs como son el Dark Knight, Machinist y Astrologian; al igual que nuevos dungeons, equipamiento, bosses y una serie de raids enfocadas en una criatura recurrente en la franquicia llamada “Alexander”. Si quieres saber quién es Alexander, sugiero ver la espectacular cinemática de Final Fantasy Type-0 donde una chica lo invoca en un campo de batalla.

El contenido de la expansión Heavensward ha ayudado a darle un empujón grandísimo a la población activa del juego, que se estima ronda los dos millones de jugadores. Y según Naoki Yoshida, todavía falta mucho por debutar mediante actualizaciones, como la creación de nuestro propio airship para explorar nuevas islas flotantes y un nuevo raid diseñado para 24 jugadores que lógicamente ofrecerá bosses e ítems nuevos. Su soundtrack, al igual que en A Realm Reborn, es fascinante, compuesto por muchos compositores que incluye al legendario Nobuo Uematsu, uno de mis músicos favoritos.

Lo único negativo que veo en Final Fantasy XIV Online es que, como es normal con el género MMORPG, requiere una subscripción paga mensual para disfrutarlo, lo que puede resultar muy difícil sobre todo en nuestro país. Eso sin contar el pago de la compra del juego base y el de la expansión. Pero una vez que estás disfrutando el juego, pienso que más que un gasto, es una inversión por la cantidad y la calidad del contenido que ha ofrecido desde que tuvo su relanzamiento a finales del 2013.


En conclusión, puedo decir que Final Fantasy XIV: A Realm Reborn es la respuesta a todas las críticas que hay en el mundo del gaming hoy en día que dicen que la franquicia ya no es lo mismo y que ha sido objeto de tanto negativismo desde que salió el subestimado Final Fantasy XIII (a mi sí me gustó, vengan de a uno). Es un videojuego de muchísima calidad que, para ser sincero, me cuesta muchísimo encontrarle puntos negativos más allá de la subscripción paga. Todo lo que amamos de Final Fantasy en los años 90, como tramas épicas, buena música, sistemas de batalla balanceados que funcionen bien y personajes icónicos vuelve en el MMORPG y rivalizan a los de los clásicos.

Final Fantasy XIV: A Realm Reborn ha pasado por lo mismo que el resto de la industria de videojuegos japonesa que durante la generación HD tuvo un bajón muy preocupante, pero que en 2013 se rehusó a morir y volvió a tomar el lugar que le corresponde en este hobbie. Es uno de los mejores RPG modernos que existe y si tienes la oportunidad de jugarlo, hazlo. No te vas a arrepentir. Eorzea needs you!

BIEN:
● Los mejores gráficos y rendimiento en MMORPG.
● Muy buena trama, música, mundo y personajes.
● Excelente jugabilidad, combate y exploración.
MAL:
● La subscripción paga es un poco costosa.    
¿40$ + 15$ mensuales?: Muy costoso, pero pienso que lo vale por la cantidad y calidad del contenido.
PS4: 2014. 1-Disco (Blu-ray). Video HD: 1080p/30fps. Sonido: Dolby Digital & DTS 5.1, Jugadores: Online 2+; Disco Duro: 40GB mínimo, DualShock 4 Compatible. ESRB Rating: T

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Mike

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