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Como es costumbre con todas las consolas y portátiles de Nintendo, Kirby vuelve a hacer una aparición en un título propio que, aunque siempre parecen pasar por debajo de la mesa, tienen una calidad incuestionable.

El Wii U no es la excepción y nos presenta Kirby and the Rainbow Curse, la nueva aventura de la mascota rosada de la Gran N que nuevamente deja de un lado la jugabilidad convencional de la franquicia para traer un estilo nuevo y fresco.

En Rainbow Curse, vemos como en un día normal, Dream Land es atacada por un ser maléfico que le quita todo el color, por lo que es tarea de Kirby y su nueva compañera, una hada con forma de pincel llamada Elline, emprender en una aventura para revertir la situación y derrotar al nuevo villano. Como siempre, la trama es muy sencilla y al igual que la franquicia, está principalmente dirigida a niños pequeños.

Sin embargo, aunque siempre tienen temática infantil, los juegos de Kirby usualmente aportan algo muy interesante en su jugabilidad y estilo de arte. Cada vez que Nintendo se inventa una consola con alguna función única como las dos pantallas del DS, el 3D o los sensores de movimiento, podemos contar con Kirby para sacarle provecho a ellas. Rainbow Curse repite esto y hace que el jugador utilice la pantalla táctil del Gamepad para ejecutar todas las acciones del juego.

Lo que más me impresionó en esta ocasión es, sin duda, el estilo de arte y los gráficos. A pesar de estar en una consola muchísimo más débil que el XBOX One y PlayStation 4, HAL Laboratory se inventó un mundo donde absolutamente todo está hecho de plastilina. No solo Kirby, Elline y los demás personajes, sino el mundo mismo parece una creación de algún artista de plastilina y no exagero cuando digo que es de los mundos más hermosos que he tenido el placer de visitar en un video juego. Incluso en ocasiones, las animaciones del juego simulan de manera fantástica esas películas cuadro por cuadro o stop-motion viejas con muñecos de plastilina. Es impresionante y sólo por esto vale la pena.

En cuanto a la jugabilidad, Kirby and the Rainbow Curse nos presenta un nuevo estilo en el que Kirby deja de lado sus saltos, vuelos y habilidad para absorber enemigos para emprender su aventura rodando por el mundo. La tarea del jugador es utilizar el stylus y la pantalla táctil del Gamepad para dibujar cuerdas color arcoíris con Elline que guíen a Kirby por los diferentes escenarios que visitará. De esta manera, Kirby tendrá que aprovechar las cuerdas arcoíris para alcanzar lugares normalmente inaccesibles, derrotar enemigos, encontrar ítems escondidos, etc.

Los stages y mundos en general tienen un diseño muy bueno donde rara vez se repiten las tareas que el jugador debe completar para ayudar a que el héroe rosa avance. En ocasiones tendremos que lidiar con viento, fuertes mareas, tendremos que quitar obstáculos de arena con el stylus y hasta dividiremos a Kirby en dos para que cada mitad pase por una parte distinta de algún escenario. Pero a pesar del curioso e innovador diseño de los stages, la dificultad en general es muy baja, cosa que siempre me ha molestado un poco de la franquicia. Nintendo debería atreverse en algún momento a hacerle un guiño a los hardcore gamers que jugamos Kirby (que somos muchos) con un juego que presente un mayor reto, como Donkey Kong Country o los New Super Mario Bros.

En otros escenarios, Elline ayudará a Kirby a transformarse en un cohete, un tanque y un submarino. Esto cambia bastante la manera de jugar en cada mundo y logra que a pesar de ser un juego muy corto (tiene un precio retail de 40$ desde lanzamiento), la experiencia siempre se sienta fresca. También como es costumbre, hay muchos ítems coleccionables en el juego, cosa que añade mucho “replay value” y fomenta que volvamos a los mundos convencionales varias veces para obtener las medallas doradas, piezas del diario de Elline y los cofres con figuras de plastilina y música; que vale la pena mencionar que, como siempre, es fantástica.

Fuera de los mundos de la historia, existen muchos challenges cortos en un modo secundario que son más difíciles de completar. Muchos requieren que llegues a algún lugar en cierto tiempo o que derrotes una determinada cantidad de enemigos lo más rápido posible. Personalmente me encanta el Challenge Mode y aun varios días después de terminar el juego, sigo disfrutándolo por esto. También se puede pasar la historia en multiplayer con tres amigos que tomarán el control de Waddle-Dees en una jugabilidad de platformer 2D convencional. Sin embargo, admito que no he tenido oportunidad de probar esto porque siempre lo juego solo.

En conclusión, Kirby and the Rainbow Curse es un juego que merece muchísimo más que pasar desapercibido. Ofrece un estilo de arte espectacular y muy hermoso que al combinarlo con una innovadora forma de jugarlo, hacen a uno de los títulos más especiales que he tenido oportunidad de jugar en WiiU. Lamentablemente es muy corto, fácil y sigue enfocado principalmente al público infantil, pero estoy 100% seguro que cualquier hardcore gamer encontrará mucho que disfrutar en él.

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Mike