Нет света без тени
Éste es uno de esos juegos que sorprende como el título modesto, silente, ignorado, que por consecuencia de su poca popularidad resultó difícil de localizar. En parte porque Metro: Last Light fue un título involucrado en medio de la quiebra de la extinta casa THQ, que dejó a un grupo de desarrolladores independientes a merced de los publicistas gigantes, que saturan el mercado con su agresivo mercadeo de juegos AAA + DLC en casi todos los medios relacionados con el género.
Después de retrasar el lanzamiento un año por problemas de producción, el desarrollador ucraniano 4A Games decidió tomar las riendas y publicar el juego de manera independiente con el publicista menor Deep Silver. En consecuencia muchos terminaron perdiendo el interés por la continuación del excelente Metro 2033 del XBOX 360. Una lástima. Basada en la saga literaria del escritor eslavo Dmitry Glukhovsky, la trilogía "Metro" narra el escenario post-apocalíptico nuclear de lo que queda de la civilización humana sobreviviendo en la red de túneles y estaciones del subterráneo de Moscú. Después de un accidentado desarrollo, donde los productores y programadores terminaron sin presupuesto, personal ¡y hasta sin electricidad!, finalmente llega Metro: Last Light a mediados de año, sin mucha fanfarria y sumido bajo la sombra de grandes lanzamientos como Bioshock Infinite, The Last of Us y Grand Theft Auto V. Al fin nos hicimos de una copia de Metro: Last Light luego de esperar meses a que apareciera en los anaqueles locales debido a que el título estuvo ausente e ignorado por comercios y gamers en general.
Tema: La trama de Metro: Last Light no es muy interesante si consideramos que Metro 2033 tuvo más profundidad en sus argumentos de Sci-Fi apocalíptico. Sin embargo existe un tono serio y muy personal en los motivos del protagonista Artyom y los conflictos morales que arrastra debido a sus acciones que devengaron en consecuencias genocidas al final del juego anterior. El motivo detrás de la misión de Artyom tiene raíz en la existencia de un sobreviviente de "Los Oscuros", una raza de mutantes con habilidades paranormales post guerra que fueron la amenaza del pasado juego. En Metro: Last Light Artyom intenta enmendar su pasado donde fue responsable de su erradicación de la superficie. Esto sirve para construir un esquema moral que define las acciones a lo largo del trayecto de Artyom, donde el jugador debe elegir dos opciones entre las muchas decisiones que debe tomar. Este sistema de "karma" intenta rectificar o ratificar las acciones del pasado de Artyom que lo acompleja desde la infancia y lo tortura con la conciencia adulta.
Dependiendo de las decisiones tomadas a lo largo de su paso por las ruinas de la superficie de Moscú –y el subterráneo– dependerá el final que reciba el jugador en la misma fórmula de Bioshock y Fallout 3. De hecho, la historia en gran medida es dibujada en esa estructura distópica de supervivencia humana similar a ese último juego que menciono para comparar. Tangente a los propósitos de Artyom se encuentran las facciones que dominan sectores del subterráneo y que han declarado gobiernos de facto con ideologías enemistadas entre ellas por en control total de la sociedad y sus recursos… o lo que queda de ambas. Comprendiendo comunistas radicales, fascistas de ultra derecha y anarquistas independientes, Metro: Last Light plantea que la humanidad siempre será igual de conflictiva sin importar la comodidad o precariedad de las circunstancias sociales y biológicas en las que se encuentre. El humano es mierda en cualquier planeta, dimensión o línea de tiempo, la moraleja es clara.
Diseño/Jugabilidad: Como buen shooter de primera persona (FPS), Metro: Last Light se adhiere a los paradigmas actuales de diseño y jugabilidad con sistema regenerativo de salud, apuntar con miras, más un manojo reducido de armas y municiones. Sin embargo el diseño va más allá al dotar de mecánicas que intensifica y diversifica el gameplay para no caer en el pecado de repetición cual shooter de corredor. A todas estas Metro: Last Light tampoco escapa de cometer estos errores donde termina siendo convencional, como todo shooter lineal, a la vez que desbalanceado y predecible en la ejecución de sus niveles guionizados limitando al extremo la participación del jugador. Me explico, fuera de tres armas, un puñado de granadas y medicinas –que contradice su diseño de regeneración automática– Metro: Last Light tiene elementos alternos que alivia la homogeneidad de su gameplay y que se ajustan a la atmósfera de supervivencia. Hay linternas, visores infrarrojos, cargadores de baterías, bombas de aire y máscaras de gas (con filtros reemplazables) que tienen aplicaciones en distintos escenarios muchas veces combinadas para sobrevivir. Las balas no son lo único que te protege.
Subir a la contaminada superficie requiere de un contador Geiger y muchos filtros –que se vencen– para alimentar la frágil mascara de gas. Máscara que debes cuidar de no romper en combate o ataques de mutantes porque de nada te servirán todos los filtros del mundo si está rota. Sin ella te sofocas y mueres en medio minuto de aguantar la respiración. La oscuridad casi perenne en los túneles del Metro requiere de la linterna, o del visor infrarrojo si deseas pasar desapercibido. Aquí recalco el juego stealth, muy bien ejecutado, donde la opción de combatir está latente si eres descubierto. La escasez de municiones motiva a ser lo más furtivo posible, no obstante se pueden sustraer de los cadáveres abatidos –como otros recursos– si no hubo más remedio que enfrentar a plomo limpio la situación. Hay animales con mutaciones que son sensibles a la luz, evitando gastar balas mediante el uso de la linterna. Un encendedor de cigarrillos es la última opción cuando no hay forma de alimentar los equipos de iluminación eléctricos y electrónicos. Un reloj en la pulsera izquierda advierte si estás expuesto a la luz o resguardado en la penumbra. También advierte el tiempo que resta a los filtros de gas.
Las armas se pueden modificar con accesorios que compras con balas –la moneda universal– en cualquier kiosco de mercenarios en estaciones del Metro y otros refugios. La balas igualmente sirven apara pagar comida, recursos y hasta prostitutas. Hay mucha variedad de mecánicas. Debes estar pendiente de los filtros, de la batería y de las municiones, aparte de proteger la máscara como tu propia vida si eres atacado en espacios contaminados donde no es fácil encontrar repuesto, como la superficie por ejemplo, un infierno cada vez que toca subir. Por el contrario, la rutinaria estructura lineal de los niveles, con limitada exploración, está sujeta a muchas situaciones guionizadas que ponen al juego sobre rieles donde la participación se ve menguada a niveles de frustración. Añade una dificultad desbalanceadamente fácil con el insulto que el modo difícil (Ranger Mode) es un DLC que debes pagar para disfrutar y tenemos un problema.* Por suerte el modo Ranger vino incluido en la edición limitada, que poco ayuda ya que la encontré ligeramente más difícil dejando el reto como una trivialidad para los gamers que se precian de un shooter con un buen desafío. La repetitividad de los oponentes humanos y mutantes, con su AI predecible y formuláico, me mantuvo estéril en emociones de principio a fin. Una lástima que el gameplay no se traduce en la excelencia del diseño.
Presentación: Metro: Last Light es una obra de arte de logro técnico que no sólo dejaría a Crysis 3 en vergüenza, sino que podría pasar desapercibido como un juego de Next-Gen (PS4/XBO) por sus visuales de impacto y asombro. Los detalles de texturas de altísima resolución, modelos y personajes con convincentes animaciones, ponen al juego en un nivel tan alto que no dejas de estar inmutado de comienzo a fin. El uso de luz y shaders es quizás el más impecable visto y con toda razón, es parte de la trama la desolación y la oscuridad de su ambiente post nuclear. ¿Framerate? Eximido. Casi todo es dinámico y destructible. Detalles como que la máscara de gas se ensucia (aparte que se rompe) y que con pasar la mano sobre el visor puedes limpiarla demuestra un cuidado meticuloso en la presentación. La pérdida gradual de la luz de la linterna a medida que la batería se agota, gases y humo que salen de las armas cuando reciben mucho uso, clima, lluvia, viento, insectos, todo luce espectacular. No tanto así la animación facial que va pareja con la pobre actuación vocal de rusos hablando inglés. El audio es muy atmosférico aunque le falta rango dinámico a las armas para darle mayor impacto.
Convencional e innovador a la vez, toma riesgos pero no los aplica bien, Metro: Last Light es mejor que muchos shooters con más exposición (mejor diseño y gameplay que Bioshock Infinite con todo respeto), pero que palidece ante muchos si lo comparamos con la historia y los personajes. Buen juego, pero tiene sus arrugas. Recomendable.
Tema: Pasta (★★★☆☆)
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Present: Sir William McKay (★★★★★★)
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Jugabilidad: McKay (★★★★☆)
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Diseño: Willy McKay (★★★★★)
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¿60$? Precio full, no, la mitad, sí.
[PS3: 2013. 1-Disco (Blu-ray). Zona 1. Video HD: 720/1080p. Sonido: DD & DTS 5.1, Jugadores: 1 (Online: N/A); Disco: 3GB, Dual-Shock Compatible. ESRB Rating: M]
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Бартоломео
[*] Sí, hoy ni 60$ garantiza que tendrás el juego completo y no me refiero a contenido adicional –DLC– sino a elementos indispensables del diseño original. Eso y las micro transacciones tienen corrupta a la industria, ni los indie se salvan.