The Star Spangled Man
Volviendo a nuestra tradición y siguiendo nuestras raíces de comic fans, al fin pudimos ver la moderna adaptación de Capitán América después del drama que armó Paramount suspendiendo la proyección de sus films en nuestro país que casi nos cuesta el precio de comprarla a ciegas. Como parte del desarrollo de lo que será posiblemente el mejor film de comics de todos los tiempos (The Avengers), Marvel Comics apuró un poco la versión cinematográfica del primer vengador para completar la pieza que faltaba.
Digo “apresuró” por la impresión ambigua que me dejó Captain America: The First Avenger al finalizar la función. Ambigua porque la producción en general fue del carajo, desde los efectos hasta la atmósfera ambiental de los sets, no así el guión y el desarrollo argumental del origen del primer súper héroe político* en su mejor adaptación hasta la fecha. No obstante no resultó un fiasco como Fantastic Four o... Dare Devil...
El guión representa una fiel adaptación el comic hasta en los detalles más pequeños. Evidenciando un serio homenaje a su recién desaparecido creador Joe Simon al respetar los fundamentos básicos de su historia; ejemplo, el empleo de un escudo tradicional previo al clásico platillo, tal como comenzó el personaje (ver foto arriba).
Naturalmente, como ocurre en las adaptaciones de todos los films recientes de comics, los anacronismos, omisiones y cambios fueron necesarios para “modernizar” la historia con fines de unirla al universo Marvel**, como preámbulo a lo que va a ser el mejor film de comics de todos los tiempos, los hijueputa Avengers por Judas y sus cojones.
No vamos a ahondar en “spoilers”, como saben bien es nuestra política. Pero si son fans de Marvel Comics, y conocen bien sus personajes, van a tener esa misma sensación de amor y odio por Captain America: The First Avenger por los agujeros en su guión que acelera demasiado el desarrollo de esta adaptación. En principio porque a esta serie se le privó la oportunidad de una trilogía, o al menos dos cintas para desarrollar bien el personaje como disfrutaron Hulk, Iron Man y posiblemente Thor. Se condensó demasiado en un largometraje que apenas debió servir como una primera parte.
Bueno, sigamos, Capitán America como saben fue un súper héroe diseñado para fortalecer la moral cultural norteamericana durante su participación en la Segunda Guerra Mundial. Una especie de instrumento de propaganda de guerra para subir la moral con una idealización del soldado americano simbolizado en un súper héroe patriótico.
Fue muy exitoso ya que el núcleo de su historia tiene a un muchacho desaventajado que encarna la figura de un soldado superdotado para vencer al enemigo de los norteamericanos: el Eje del Mal (Nazis y fascistas extremistas).
Steve Rogers es ese común americano que tiene más fortaleza por su buen corazón que por su débil contextura física. Ayudado por una fórmula química secreta, desarrolla el pináculo de las capacidades humanas desde su corpulenta fisionomía hasta su avanzado intelecto. Siendo utilizado primero como imagen de propaganda de guerra, posteriormente asume su rol activo en la guerra al frente de los aliados luego de aprender a usar sus habilidades adquiridas al servicio del bien.
No, Capitán América no posee súper poderes, es ayudado por el suero químico para mantenerse en el pico de lo que el hombre puede alcanzar sin sentir ningún efecto negativo como consecuencia de sus acciones (steroids anyone?). Rogers pasa de ser un enclenque a un fortachón que adquiere soberbias habilidades de combate, tácticas, armamento y pilotaje luego de su transformación casi milagrosa. Aquí el problema que tuve con el film, deja agujeros inmensos al omitir el proceso que llevó a Rogers alcanzar ese nivel. Haciendo parecer que la simple inyección química es responsable de sus habilidades e intelecto al igual que su corpulenta musculatura.
Adicionalmente el guión padece de cambios negativos en el ritmo que conspira contra la narrativa y el desarrollo del personaje principal que nunca termina de definirse. No apunta hacia un enfoque serio (tipo The Dark Knight) o una comedia “chiclosa” (como Thor), más bien un híbrido que a veces divierte pero nunca termina de generar emociones, suspenso o pertenencia directa en la estructura de su trama. Es decir, no hay sobresaltos ni emociones fuertes típicos de este tipo de película muy a pesar de sus excelentes escenas de acción. Pero sería injusto comparar a Christopher Nolan (The Dark Knight) y Kenneth Branagh (Thor) con el Director Joe Johnston, ¿verdad?
La sentí como un “Inglorious Basterds con un súper héroe”, pero sin el humor negro de Tarantino. Desconectada de la historia sin satanizarla como hizo el film bastardo. Al menos la actuación no escatima en hacer contrapeso al guión –afortunadamente– contando con un Chris Evans (Push, Fantastic 4) digno de representar a Rogers y Tommy Lee Jones (No Country for Old Men, In The Valley Of Elah) como el Coronel Chester Phillips. Sin embargo no es mucho lo que le dejaron a Hugo Weaving (The Wolfman, V for Vendetta, The Matrix) para desarrollarse en pantalla como el arch-némesis de Capitán América, Calavera Roja, simplemente estereotipando su maldad a cuestas de un actor que goza de reputación en roles similares. Vean a Heath Ledger, nadie imaginó que pudiera ser un buen Guasón, de ahí su mérito al probar que sí pudo lograrlo, había un reto. No para Weaving, que fue otro paseo por el parque (al menos el maquillaje como Calavera Roja masca clavos y patea culos, como el resto de los efectos especiales).
Film: Pasta (★★★★☆)
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Barton Rogers
[*] A diferencia del resto de los Avengers, Capitán América no es creación de Stan Lee, sino de Joe Simon y Jack Kirby como respuesta a la situación social para el público lector de comics a comienzos de la década de los 40 y la entrada de los Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial. El film Captain America: The First Avenger incrusta como paralelismo a la base original del comic, la percepción del personaje dentro de la cultura americana como símbolo de sentimiento patriótico.
[**] Anacronismos aquí y allá, como que el Papá de Tony Stark (Howard Stark) juega un papel importante en el desarrollo de Capitán América –incluyendo su escudo indestructible de Vibranium– restando méritos a quienes merecen crédito en el comic (Coronel Phillips, el Dr. Myron MacLain y el Dr. Abraham Erskine), provoca una levantada de ceja que sólo se perdona por servir como conexión al universo Marvel en preludio a lo que será el mejor film de comics de todos los tiempos, los coñisísimos Avengers este próximo verano (que espero no decepcione).