I'm an Englishman with the rabies
El romance entre el cine y la literatura de ficción de horror ha sido un fenómeno cíclico presente en nuestra cultura desde los inicios del séptimo arte. El celuloide ha servido como el medio ideal para recrear, no, mejor dicho, actualizar a las figuras clásicas del horror a los tiempos cambiantes con cada generación.
Desde que Mary Shelley y Edgar Allan Poe popularizaron el género de la literatura gótica a principios del siglo XIX, son muchas las expresiones macabras de ficción literaria que han cautivado a generaciones que pareciera nunca perder vigencia. Desde entonces ha permanecido un uso y abuso de los personajes de la literatura gótica victoriana que reúne a figuras icónicas como Drácula, Dr. Jekyll, Frankenstein y Dorian Gray.
Dejando un legado que traspasaría el período victoriano para inspirar a otros escritores que fueron seducidos por su encanto. Muchos han sido los exponentes que mantuvieron vivo el género desde H.P. Lovecraft, pasando por Anne Rice, hasta la actualidad con Stephen King, sólo por mencionar a los más destacados.
Siendo el cine el medio artístico que le dio forma y figura a estos personajes para la perpetuidad, no es extraño encontrar nuevas adaptaciones de estos clásicos monstruos del horror literario. Fue gracias a Lon Chaney, Béla Lugosi y Boris Karloff, quienes marcaron el estereotipo definitivo de la auténtica Galería del Terror que aterroriza a multitudes generación tras generación. Pero por mas respeto a sus emblemáticas representaciones inmortales, es necesario que el cine recicle el género para que el cada vez mas sofisticado público se reencuentre con el romance del horror acorde con los tiempos contemporáneos.
Tal es el caso de la mas reciente dramatización del mítico licántropo (hombre lobo) en el film The Wolfman que se estrena mundialmente hoy en la cartelera semanal. Uno de los personajes mas representativos del horror clásico aunque no haya tenido a un reconocido autor victoriano detrás de su legado. Una leyenda ancestral que tuvo vigencia moderna gracias al guión de Curt Siodmak cuando presentó al mundo al personaje que inmortalizara Lon Chaney para la posteridad (aquí le corresponde a Del Toro llenar sus zapatos).
The Wolfman es un remake de ese clásico film, "The Wolf Man" (1941), con muchas variantes al guión original gracias a la pluma de Andrew Kevin Walker. Sin embargo es fiel a la original en su estructura básica argumental haciendo hincapié en desarrollar un realismo atmosférico antes que intentar generar sustos baratos. The Wolfman es muy sofisticada en apariencia, ligera en argumento y predecible en narrativa -gracias a leitmotifs muy frontales- que le priva de cualquier síntoma de suspenso y desenlace inesperado.
El film se presenta muy dinámico en ritmo, algo acelerado, concentrando la dirección en torno a cuatro personajes que ven sus destinos marcados por una supuesta maldición legendaria. Que ayuda a sostener tu atención sin distracciones melodramáticas como la típica fijación amorosa que suele formar parte de estas ficciones literarias. Con lo anterior me refiero a Bram Stoker's Dracula y Mary Shelley's Frankenstein; sus últimas adaptaciones (la de Francis Ford Coppola y Kenneth Branagh respectivamente) resultaron poco épicas por ser dominadas por un melodramatismo extenso. The Wolfman es directa, breve, oscura, con violencia grotesca, sin aspirar a mayores pretensiones mas que a su estética visual que incluye sus pulidos efectos y sofisticado maquillaje.
Su punto débil es la ausencia de un guión de peso, al igual que la original, buscando darle legitimidad a los personajes aunque sin ahondar en antecedentes ni explicaciones. Resaltando el elemento pictórico que genera una atmósfera convincente de la Londres del siglo XIX y sus provincias. Su punto fuerte son las actuaciones, que sobresalen a la bien lograda estética gracias a un reparto bien seleccionado. Benicio Del Toro (Sin City, 21 Grams, Snatch) luce desesperado y lleno de traumas al no poder escapar a una maldición que ha estado presente en su vida desde temprana edad. Demostrando nobleza y frustración al venir de una familia marcada por la tragedia.
Anthony Hopkins (Fracture , Legends of the Fall, The Silence of the Lambs) imprime sobriedad indiferente como la figura paterna del personaje principal. Con mención especial hacia los personajes secundarios, en manos de Emily Blunt y Hugo Weaving (V for Vendetta, The Lord of the Rings, The Matrix), quienes inciden con igual peso que los roles principales. Sobre todo Weaving, quien luce más como un obsesionado cazador de monstruos tipo Van Helsing que el de un investigador de Scotland Yard.
En fin, The Wolfman es muy estilizada fotográficamente, oscura, grotesca y gótica, que funciona más por las actuaciones que por el apresurado guión. Se puede ver como la cartelera rural de la semana.
Film: Pasta (★★★☆☆)
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Bartholomeus