Smurf Wars
El Director James Cameron nos tiene acostumbrados a historias que desafían lo convencional del cine en una época determinada. Igualmente con el desarrollo técnico para llevar a la pantalla la visión que genera su imaginación. Toma riesgos, no sigue el modelo de otros directores y no obedece a patrones definidos por la industria. Marcando un punto en la historia con cada clásico desde Terminator hasta la sobre producida Titanic, Cameron parece destinado a consagrarse como el rebelde que imagina, crea, desafía y logra estimular audiencias. Avatar cumple una vez más con los síntomas de un film de Cameron: adelantado a su tiempo por ser técnicamente innovador, conceptualmente cautivante y culturalmente destinado a ser un clásico de culto. Un film que como todos sabemos tiene más de una década de desarrollo desde el concepto de su bien diseñada temática hasta la tecnología proprietaria que se necesitó para materializar un universo que desafía la imaginación. Avatar se coloca entre los tantos films de Cameron que signan el antes y el después del cine donde el resto de la industria juega a alcanzarlo.*
Avatar como deben conocer a estas alturas es un sci-fi epic de acción que narra la historia típica de la lucha del oprimido contra su opresor, con un mensaje político y ecológico a cuestas que no cala en lo trillado ni mucho menos forzado. No intenta ser aleccionador pero deja el mensaje bien claro entre líneas con un aura de protesta más que de denuncia. Sin ser un guión de revelaciones inesperadas por encima de una estructura de narrativa lineal -predecible hasta cierto punto- Avatar estimula los sentidos desde lo visual hasta lo emocional por su brillante dirección y conexión con los personajes de historietas a pesar de sus motivaciones trilladas. Desde el protagonista, que lucha con su dualidad moral y emocional dentro del conflicto, hasta quienes le rodean entre ambos mundos donde convergen convicciones y principios que determinan sus acciones. Todo te importa porque se siente real, punto, esa es la impresión que deja el film cuyo ritmo te mantiene conectado sin exponer siquiera un momento flojo que revele su extensa duración de casi tres horas. En especial por las emociones que provoca la interacción de los personajes y las escenas de palpitante acción. Un film épico y ambicioso que borra la línea entre la fantasía y lo posible donde se sientan las bases para el cine del porvenir.
Argumentalmente Avatar se divide entre la exposición de un contexto posible que no dista nada de las circunstancias actuales, de nuevo, recalcando en el fuerte mensaje político-ecológico como motif subliminal; y la narrativa del guión que no intenta llevarnos a giros inesperados o revelaciones sorpresas. Cameron presenta un panorama de conquista espacial por parte de la raza humana que invade un mundo ajeno (Pandora) donde rompe el delicado balance de su armonioso ecosistema. Un patrón que se ha repetido a lo largo de la historia humana y del cine: expansión y conquista. Ignorando las implicaciones y consecuencias de sus actos, respaldados por el etnocentrismo imperialista que siempre ha caracterizado a las civilizaciones de expansión en pro de adueñarse del territorio y sus recursos. Con un diseño tan meticuloso del concepto que da sentido a todo, desde lo militar, lo tecnológico y hasta lo biológico, todo es coherente indicando un celoso cuidado en los detalles. Dividiendo a los personajes que sostienen puntos de vista distintos sobre las razones para exteriorizar su lucha, al punto que determinan sus acciones basados en sus principios morales y éticos... como también influye lo emocional y espiritual.
La trama es reciclada. Anclados en el personaje central interpretado por Sam Worthington (Terminator Salvation), un soldado inválido que tiene que decidir su destino entre dos bandos, poniendo sus principios morales y emociones personales en conflicto directo con sus deberes castrenses y hasta de su propia especie. Decisiones que puede determinar el destino final de ambos lados de la confrontación. No crean que Avatar es la clásica historia del bien vs. el mal por mas parecidos en la superficie a otros géneros como The Lord of the Rings y Star Wars, pero tampoco es un guión novedoso. Aquí el bando bueno o malo depende de cómo manejes las variables morales evitando que el film influencie tu juicio con mensajes políticos en primer plano. Como dije, está casi subliminal, entre líneas. El soporte del reparto es de altura en los roles de Sigourney Weaver (Vantage Point, Aliens), Giovanni Ribisi (Public Enemies, Saving Private Ryan, Cold Mountain), Stephen Lang (Public Enemies, The Men Who Stare at Goats) y Zoe Saldana (Star Trek). Aunque la mayoría encarna a un personaje estereotipado, monodimensional, con poca profundidad individual, son llevados magistralmente por la batuta de Cameron quien sabe imprimir emociones de variable intensidad que compensa lo convencional del predecible y reutilizado guión (Dances with Wolves anyone?).
Lo otro que no podemos dejar a un lado es el logro técnico que eleva la barra a un nivel superlativo de perfección visual. No hay un segundo en todo el film que delate que está dominado por efectos especiales porque todo se siente real; en especial su foco principal, los Na'vi, la cultura aborigen de piel azulada de Pandora que adorna el contexto central del film. Absolutamente creíbles. Debían serlo o no iban a poder suspender la realidad del espectador para que se identifiquen con ellos. No te cansas de asombrarte de la singularidad de cada personaje que posee espíritu propio al conectarse contigo y con sus motivos. Las expresiones faciales y el lenguaje corporal es tan asombroso que te engaña creyendo que son actores maquillados en lugar de un pastiche de animación digital, rendering y motion capture. Coordinados en un nivel nunca antes alcanzado por la industria y eso que la presentación de promoción de medianoche que asistimos no contaba con instalaciones para el 3D que acompaña el film. Aunque ya habíamos ido a la promoción mundial de 16 minutos que se proyectó en 3D, puedo decir que no hizo falta para transmitir el objeto del film. La veré de nuevo cuando la estrenen en cartelera comercial para ver el resultado completo de esta característica que forma parte íntima del proyecto del Director. Pero el veredicto está dado, sin méritos en lo argumental, Avatar alcanza la perfección el lo conceptual y lo técnico. Uno de los mejores films del año.
Film: McKay (★★★★☆)
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Bartholomeus
UPDATE (18/12/2009): La vi de nuevo en su estreno comercial en una sala equipada con sistema 3D y quedé complacido aunque no impresionado por varias razones. La primera es que tal como percibí en la muestra de 18 minutos que vimos meses atrás, la tecnología 3D es exactamente igual a la que he visto en los parques temáticos de Disney, Universal, NASA y salas IMAX, por lo que no fue una novedad para mi. Esperaba algo nuevo ya que si Cameron luchó por desarrollar cámaras novedosas para el film, debería arrojar un resultado distinto a lo que vi en su propia atracción de Terminator 3D en Universal Studios hace 10 años. Lo otro es que aunque mejora un poco la experiencia del film, no significa que porque la veas en 2D va a reducir la experiencia de su efecto impresionista. Sí, hay momentos de palpable profundidad pero no lo veo como imprescindible para disfrutar la película. Si algo noté como mejora es que las texturas de las pieles de los Na'vi y las criaturas de Pandora se ven más naturales, pero no creo que haya sido por la tecnología 3D sino al hecho que la proyección se efectuó en un sistema de cine digital 4K directo del disco duro. El resultado es una imagen "beyond Blu-ray" súper nítida, limpia y sin gránulo de film o los típicos defectos naturales del formato como desgaste, sucio y rayas. Si pueden ir a verla en 3D se los recomiendo aunque no es mandatorio para disfrutar la experiencia del film a plenitud.
[*] Efectos por computadora se han utilizado con mediano éxito desde TRON hasta Willow. Donde el factor poco convincente los ha marginado como herramienta cinematográfica de importancia hasta que James Cameron logró derribar esa barrera a principios de los '90 con The Abyss y Terminator 2: Judgment Day. Todos conocemos lo convincentes que fueron esos films en argumento cuando caímos en asombro ante imágenes antes no posibles con montajes ópticos. El problema desde entonces ha sido alcanzar el objetivo de utilizar imágenes generadas por computadora (CGI) para crear personajes convincentes fuera de adornos, extras, simios gigantes, dinosaurios y monstruos, es decir, un protagonista. Muchos han fracasado en el intento por crear un personaje digital creíble que intercale con actores reales. Pasando por el fatídico Jar-Jar Binks, que resultó tan convincente como Scooby Doo, hasta que Peter Jackson, Andy Serkis y WETA Digital lograron darle vida convincente a Gollum, el personaje clave dentro de la saga literaria de Tolkien The Lord of the Rings. Una vez más Cameron parece colocar una marca que define el antes y el después de una era técnica dentro del cine, al innovar con personajes protagónicos digitales -convincentemente reales- que de paso hacen contacto visual y físico con actores convencionales. WETA Digital es el equipo detrás del logro visual de los Na'vi en Avatar, acompañando a Industrial Light & Magic en el desarrollo del resto de los efectos visuales.