Money Talks
Saliendo de cartelera o entrando, en realidad no sé porque no estuvimos pendientes con todo y que nuestra atención se desvió de la cartelera comercial para asistir al Festival de Cine Independiente USA 2009 en el Trasnocho. Pero al menos la agarramos sabiendo que no podíamos perdernos el segundo film como Director del afamado escritor y guionista Tony Gilroy (Guión: The Bourne Trilogy, The Devil's Advocate, Armageddon). Como en su debut (Michael Clayton) vuelve a hacer el doble papel de Director/Escritor con una nueva óptica lejos del tono serio que trajo su galardonada Clayton. No obstante el motif central de corporate-spy-thriller se repite como en Clayton, pero con un toque de Ocean's Eleven (de Soderbergh) para darle una personalidad de comedia. No confundan, Duplicity NO es una comedia romántica por más que las pautas promocionales le hayan querido dar ese tinte.
Aparentemente y no lo dudo, en el mundo de las corporaciones de alto nivel (Fortune 500) existe todo un despliegue secreto y sucio de celoso resguardo de la información con prácticas de espionaje contra la competencia al peor estilo de la Guerra Fría. Todo con el fin de mantenerse a la vanguardia del mercado capitalista aparentando buenas prácticas de competencia o anti-monopolio. Robar información del enemigo para serrucharle su momento, evitar que me arruine en el mercado y prevalecer como el líder en mi departamento. Así se juegan las cosas en el mundo de las corporaciones de... CPUs (AMD vs. Intel) celulares (Nokia vs. Motorola), automóviles (Toyota vs. Honda), en fin, hasta en los fabricantes de dulces, jugos, moda y donde más sangre corre: Los Cosméticos.
En Duplicity vemos a dos poderosos CEO con sus respectivas corporaciones de productos para la higiene personal que se tienen más arrechera que un magallanero a un caraquista (ese es el odio más profundo que conozco). Es como Procter & Gamble contra Johnson & Johnson para que tengan una idea del tamaño de la liga que se juega aquí. El objetivo es tener el mejor y más vendido jabón, detergente, pasta de dientes, pañal, shampoo, etc., a la vez que observo cómo mi rival se encoge en la caseta de los perdedores. Se invierte más en recursos de seguridad y espionaje que en el desarrollo de nuevos productos. En ese frenético mundo de paranoia es donde estos dos CEO pasan la mayor parte de sus días, pensando e investigando qué está haciendo el otro más por el hecho de perjudicarlo que por el beneficio de tu empresa. En este escenario se las juegan -y bien sucio- los peones que los CEO mandan como espías para lograr el cometido de vigilar al enemigo. Donde se vale todo como en la guerra, total, estas prácticas no entran en las reglas diplomáticas del juego limpio empresarial. PR is the new bullshit people.
El Director Gilroy maneja muy bien el concepto spy/comedy aunque sobreestima su propio guión al querer darle mucha vuelta sólo para darte el golpe del desenlace inesperado justo al final. Particularmente por la doble duplicidad o dualidad que llevan los dos personajes principales, cuyos roles de contrainteligencia tiene raíces en su experiencia previa con la CIA y el MI6: Julia Roberts (Erin Brockovich, Charlie Wilson's War) y Mr. "Suave" BMW Clive Owen (The International, Sin City, Elizabeth: The Golden Age, Children of Men, Inside Man); que es tan entretenida como la que tienen a distancia los dos CEO a cargo de los monstruos Tom Wilkinson (Valkyrie, RocknRolla, Micheal Clayton, Batman Begins) y Paul Giamatti (The Illusionist, Lady in the Water, Sideways).
Es más, los dos últimos no siempre se mentan la madre desde sus confortables butacas de piel en sus lujosas oficinas, ya que la película empieza con buen pie con la coñaza en cámara lenta a-la-Guy Ritchie que se meten Wilkinson/Giamatti dando a entender que los guantes son opcionales en el Ring.
El tono burlón y hasta sarcástico calza muy bien en el screenplay sin llegar a utilizar humor negro, esto es importante ya que está presente por encima de cualquier tono serio o romántico que el film intenta tomar en algún punto de la trama. Sin embargo la narrativa lineal posee insertos en flashbacks tratando de pintar un antecedente en la relación de los dos espías corporativos que llega a ser un poco confuso la mayoría de las veces. Enfocando su relación rival/sentimental desviándonos del enredado de jugadas en que consiste el film. Porque cuando me refiero a jugadas, nunca estás seguro de quien se la está jugando a quien por lo que hubiera sido mejor una narrativa secuencial para un mejor desarrollo de los personajes.
Gilroy al menos trabaja bien el ritmo de la historia con picos puntuales que la mantienen interesante en todo momento, es que aparte de escribir y dirigir, también fue el editor del film asegurando que supo manejar bien sus recursos. Muy en especial los actores donde cada uno calza muy bien en el rol que asumen. Giamatti hace de un obsesionado y neurótico CEO que recuerda a Steve Ballmer de Microsoft, donde Tom Wilkinson hace del zorro viejo tipo Steve Jobs cascarrabias que no admite lugar para errores pero sabe como jugar sus piezas sin tener que recurrir a una dieta de Zaroxolyn como supositorios (como seguramente su rival hace a diario para no reventar una Aneurisma). Roberts y Owen hacen buena química tanto de rivales como también de aliados, sabiendo separar el negocio del placer con calculadora frialdad... aquí la confianza y la ética es un lujo. Recomendable si todavía sobrevive como función de medianoche en cartelera.
Film: McKay (★★★★☆)
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Bartholomeus