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En su oportunidad nos negamos de plano a ver Terminator 3: Rise Of The Machines, no tanto por el hecho de ver a Arnold Schwazenegger envejecido y con menos destreza física que cuando debutó por la puerta grande en 1984 como el robot T-800, sino porque consideramos que no se podía sacar más a la historia sobre la rebelión humana contra el dominio de las máquinas. Además, sin James Cameron al mando el resultado como lo supusimos fue poco menos que decente, y es lógico, considerando que tuvo que vender los derechos de su película más iconográfica así como su compañía Digital Domain para poder financiar el célebre film sobre el barco, el iceberg, Leonardo DiCaprio, Kate Winslet y Celine Dion, todos juntos para hacer Titanic. Aunque recuperó el dinero invertido, había perdido a su hijo más destacado de su creación.
Por ello en un principio, cuando vimos que se iba a hacer una cuarta película de Terminator no hicimos más que fruncir el ceño, toda vez que el director iba a ser McG, más conocido por dirigir los poco originales videos de la agrupación Smash Mouth y las dos películas de Charlie’s Angels, ambos trabajos que no pueden ser llamados cine de calidad o video clips de alta factura. Pero nuestra apreciación cambió al ver que quien iba a asumir el papel de John Connor era el alto pana Christian Bale; no por nada este actor no trabaja en productos insulsos o de calidad discutible. Esto, para no mencionar el hecho de participar Sam Worthington quien, curiosamente es el protagonista de lo nuevo de Cameron a estrenarse en diciembre, Avatar. Ante semejante aval, decidimos darle una ojeada a Terminator Salvation. Y he aquí nuestra apreciación.
La historia en esta vez, y a diferencia de los filmes previos, se ubica en el futuro del año 2018, en donde se da a entender que el Judgment Day sucedió unos años antes y que la Tierra se asemeja a aquella que plasmó George Miller junto a Mel Gibson en los filmes de Mad Max; de hecho la estética recuerda por momentos a esta otra saga. Y si bien en esta vez empieza la rebelión humana contra los robots de la compañía Skynet y tienen como aliado a un híbrido orgánico-robótico, aun cuando haya ciertos guiños de elementos, encuadres de cámara, diálogos y cameos digitales que reconocen lo alcanzado por Cameron, en cierto modo es una partición de aguas con relación al trabajo anterior.
Este mérito cae sobre los hombros de McG, al igual que los desaciertos. En sí, la primera hora es todo un alarde de acción y efectos especiales en que los personajes la pasan, literalmente, de perros. Luego de los primeros 60 minutos la dirección trastabilla un poco, aunque no es deleznable; más hacia el final aplican un giro de tuerca que ni la perra Lassie en estado de coma y con Elizabeth Taylor de 10 años lo hubiesen hecho mejor (¡Lassie, no te mueras!). De hecho, el final hace parecer a la actual temporada de la serie ER Shakespeare de lo simplona y melodramática que se pone. He allí lo que hace un mal director, y sin duda McG lo es.
Pero este bajón no puede ser sólo responsabilidad de él. El guión lleva aquí el 60% del peso. No comprendemos, si iba tan bien al principio, cuál fue la intención tras la primera hora ¿Miedo a que fuese un mediometraje? ¿Sequía creativa? ¿Las musas se fueron de vacaciones? De hecho, si la segunda hora hubiese sido mejor, de seguro que tendría un McKay garantizado. La edición aquí es la tradicional en cualquier film de acción: cortes precisos que buscan mantener las situaciones lo más enérgicas posible. De igual modo los efectos visuales se encuentran bien, no son el non plus ultra, pero cumplen su cometido, al igual que la fotografía que abarca desde el filtro gris para las escenas nocturnas y de espacios cerrados, hasta el ocre para las escenas en el desierto. Así mismo, la música es responsabilidad de Danny Elfman, precisa para los diferentes pasajes, sin dejar de lado el tema característico que se escuchó por vez primera en Terminator 2: Judgment Day.
Nuestro pana Christian “Patrick Bateman - Bruce Wayne/Batman” Bale no hace una mala actuación como ya es costumbre en su carrera en que no tiene un mal papel, pero hay momentos en que –al igual que en The Dark Knight en que era opacado por lo monstruoso que fue Heath Ledger– se siente su papel de John Connor disminuido ante lo que hace aquí Sam Worthington como el híbrido Marcus Wrigth quien en pocas palabras, se roba el film. Si no fuese porque el protagónico es de Bale, se podría creer que Worthington es el protagonista. Anton Yelchin viene a ser aquí Kyle Reese que se aludía en los filmes previos, y lleva su papel de manera correcta y sin fallar.
Moon Bloodgood hace de su rol de la guerrera Blair Williams una suerte de Teniente Ripley, pero en la Tierra y sin el componente de terror de ésta. Una irreconocible y morena Bryce Dallas Howard asume el papel de la doctora Kate Connor de forma natural y convincente. El rappero Common hace de su rol de Barnes casi inexistente; a fin de cuentas no es un Ludacris que se ha destacado en grado sumo como actor. Jane Alexander hace su papel de Virginia al igual que el de Common, no aporta ni quita mucho a la trama. Sin embargo, es bueno ver un rostro del pasado en la figura del actor Michael Ironside como el General Ashdown, y como de costumbre haciendo su personaje de manera creíble. Y Helena Bonham Carter asume el papel de la Dra. Serena Kogan como la mala del film, la que no habría que confiar ni para tomar la temperatura.
Terminator Salvation no resulta un mal film al principio, pero eventualmente decae. Y eso es muy contraproducente como producto final. De que se hagan más películas sobre el tema, dependerá de la reacción en taquilla. Pero lo interesante sería si alguna vez James Cameron logrará recuperar los derechos de su mayor creación del mismo modo que George Lucas lo hizo con THX1138 y American Graffti. De ser así, cómo sería dirigido de nuevo por él. Recomendable para el fin de semana como un film de acción decente, pero no aspiren a ver una obra maestra.
Film: Pasta (★★★☆☆)
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T-1000 Spiff
In memoriam: David Carradine.