Una Vida Rebobinada
Si en algo somos fieles en estas páginas dedicadas a cualquier loquera es al trabajo del maestro David Fincher que, aun cuando otros directores de cine estén en las mismas ligas de nuestras ocupaciones intelectuales –a lo Ren Hoëk–, nuestra devoción a los filmes de Finch superan cualquier prejuicio en cuanto al género que quiera adoptar; no en balde Premiere Magazine lo catalogó en 1999 como el “legítimo sucesor de Stanley Kubrick”, justo el mismo año en que el genio más importante del cine fallecía. ¿Y cómo no hacerse fan de David luego de haber visto Se7en, The Game, Fight Club, Panic Room y Zodiac? (La primera y la tercera películas DE CULTO en este desperdicio de banda ancha). Y en nuestra condición de acólitos y discípulos de su trabajo, fuimos a la premier de su obra más reciente y de mayor cobertura en cuanto a nominaciones al Oscar™ y demás galardones, The Curious Case Of Benjamin Button.
Adaptando libremente el cuento corto de F. Scott Fitzgerald (autor también de la novela The Great Gatsby), Finch se dedica a recrear a lo Forrest Gump, aunque sin el componente de estar en los momentos claves de la historia y sin estar consciente, la vida de un hombre que nace como una persona anciana cercana a los 80 años. Siendo abandonada en un geriátrico y que, en lugar de envejecer como el resto de la humanidad, regresa hacia la infancia en un proceso retrógrado de no crecimiento físico, sin importar poco el elemento psicológico que se derivaría de ser alguien diferente. En pocas palabras y en un principio, Benjamin Button “goza un mundo viendo al mundo”, envejeciendo mientras se hace cada vez más joven. Aunque a la larga el amor lo alcanza como una lección de vida por un lado, como una muestra de que no está solo ni que es único, lo cual lo llevará a plantearse inquietudes sobre su vida y sobre su eventual mortalidad.
He aquí que encontramos a un Fincher más maduro, más plano, sin desmerecer en su discurso cinematográfico. Ciertamente no consideraríamos a The Curious Case Of Benjamin Button un cult classic a la manera de los dos filmes mencionados en que la oscuridad, lo extremo y la demencia acompañan a lo argumental, al estilo visual y a la dirección en su totalidad, pero es también verdad que una historia de este calibre no podría ser narrada de otra forma que no fuese bajo una perspectiva épica y de linealidad. Y si bien se nota una madurez en el trabajo de dirección de David (similar a otro de nuestros directores que ha madurado también, Danny Boyle), hay momentos en que asoman toques ya clásicos de Finch que llevan incluso a la risa.
Por supuesto que este progreso en la narrativa de David viene de la mano del tradicional estilo óptico visual de sus películas en donde la cámara viaja hasta crear encuadres portentosos y magnos que rayan en la innovación permanente. En consonancia con el guión que tiende a ser sin muchos sobresaltos debido al factor de ser contada -la historia- en primera persona y con flashbacks que hace el protagónico femenino para entender a Benjamin. La fotografía aun cuando es natural, sigue el tono ocre tan característico de los filmes de Fincher que le da un aire entre cálido y envejecido sumada a la labor de efectos visuales tan bien lograda que logra recrear de forma precisa la evolución inversa del protagonista. La edición cumple con seguir los saltos narrativos del pasado hacia el presente y viceversa; y la música adopta un registro calmado y melodramático sin abusar de llenar el espacio con temas fáciles.
No diremos que Brad Pitt es aquí lo que fue en Se7en como el Detective o como en el histórico papel de Tyler Durden en Fight Club, pero es justo destacar la labor competente de este actor en llevar el peso de un film complejo como éste y salir bien parado al mismo tiempo; no es la actuación de su vida, pero sí de las más importantes. Tratar de clasificar como actúa la Reina Elizabeth I Tudor, la elfa Galadriel o la copia al carbón de Bob Dylan es inútil; todos los anteriores y el que hace en esta película Cate Blanchett son la mejor muestra de que es una de las actrices más importantes de esta década. Taraji P. Henson logra imprimir bondad e instinto maternal a su personaje de Queenie, quien encuentra a Benjamin “bebé.” Julia Ormond convierte a su personaje de Caroline en una suerte de detective que trata de entender a Button a raíz de un diario escrito por él, transmitiendo asombro e incredulidad. Jayson Flemyng logra reflejar duda, miedo y horror en su personaje de Thomas Button para luego ir hacia la culpa en búsqueda de redención. Y Tilda Swinton por fin se ríe en una película en su personaje de Elizabeth como toda mujer que está enamorada, así el protagonista parezca su abuelo.
The Curious Case Of Benjamin Button viene a convertirse en una obra sobre la necesidad de vivir la vida al máximo sin caer en el terreno de la autoayuda. Y además viene a demostrar otro hecho: que los grandes directores de estos años están madurando. Sólo esperemos que nunca lleguen a la decrepitud, sino a la juventud como Benjamin.
Altamente recomendable como la cartelera Rural de la semana.
Film: Willy McKay (★★★★★)
___________
Spaceman Spiff Button