Misma Ciudad, Menos Sexo, Muchas Marcas
Al ser estrenada en 1998 y durante seis temporadas consecutivas, la serie de televisión Sex And The City se convertiría en un referente audiovisual y cultural, tanto por la forma en que se abordaba el sexo en la pantalla chica como por la ambientación, el alto nivel de producción y el entorno de la ciudad de Nueva York que rodeaba a las protagonistas y sus relaciones. Además, los nombres de Sarah Jessica Parker, Kim Cattrall, Kristin Davis y Cynthia Nixon terminaron por ser tan coloquiales como cualquier actriz de telenovela local, así como los respectivos de sus personajes: Carrie Bradshaw, Samantha Jones, Charlotte York y Miranda Hobbes. De igual manera el programa y su compañero de canal The Sopranos, hicieron de un nombre y de un prestigio a HBO, los cuales acuñaron el slogan: It’s not TV, it’s HBO (No es televisión, es HBO).
El paso de cuatro años desde el final de la serie y el estreno de la versión fílmica de Sex And The City estuvo lleno de desacuerdos y malos entendidos, que en última instancia llevaron a que la película pudiese ser realizada, más como un epilogo del programa que como una entidad independiente de éste. Por ello se encuentra en el film un elemento de continuidad con lo ya narrado que apela más que nada a aquellos que siguieron todas las temporadas, con lo que se deja de lado a los que ni siquiera veían el seriado. El film sigue a cada personaje en el punto en que quedaron: Carrie a punto de casarse, descasarse, alejarse y arrejuntarse con Mr. Big, dejar de escribir columnas para pasar a ser novelista a tiempo completo con asistente incluida; Samantha con igual libido, pero con menos sexo luego de mudarse a Los Ángeles a manejar la carrera de su última relación, el actor Smith Jerrod, más cercana a la monogamia que al disfrute sexual; a Charlotte York Goldenblatt en su pagoda de Park Avenue con su esposo, su hija adoptiva de origen chino, y a punto de lograr su máxima ambición de casada; y a Miranda Hobbes exitosa como socia de la firma legal, habitante de Brooklyn junto con su esposo Steve, su hijo Brady, y con un acto de infidelidad a punto de trastocar su estabilidad.
El hecho de que la película se sienta más como un capítulo de la serie que como un film separado e independiente está dado por la dirección y el guión que van de la mano del veterano del programa, Michael Patrick King, quien básicamente sustituye las cámaras de televisión por cámaras de cine, por lo que el estilo característico del show se mantiene, sólo magnificado por efectos de dimensión de la pantalla. De igual forma el guión, si bien mantiene a los personajes y a su entorno, el mismo tiende a ser disperso por el elemento duración, el cual se hace difuso en contraste con la media hora que duraba cada episodio, lo que permitía una solución directa y redonda al final; algo que se nota ausente en las más de dos horas de película. Esto, para no mencionar que se le da más tiempo a ciertos personajes y acciones, particularmente a Sarah Jessica Parker, en desventaja de los demás que merecían un mejor tratamiento en cuanto a tiempo en pantalla. La edición cumple con ser consonante con el estilo del programa, al igual que la fotografía, que imprime una cualidad gloss de buen gusto, casi como hojear la revista Vogue. Lo musical viene por medio de artistas pop y hip-hop, además de pasajes lounge y variaciones del tema principal del show.
Lo actoral mantiene el mismo nivel que tenía en las ondas hertzianas, con la excepción de Jennifer Hudson como la asistente de Carrie, una adición forzada debido a que en la época fuerte de la serie muchos críticos se quejaban de que no habían personajes de color en el elenco principal. Y en cierto modo hubiese sido mejor así, porque tanto ella como su personaje no aportan nada, salvo unos cuantos millones en gastos extras por concepto de salario de la expulsada de American Idol. Pero el verdadero protagonista no es ninguna de las actrices, sino las marcas de lujo. Por momentos parece que se estuviese viendo un infomercial deluxe o una transmisión del canal por cable de compras QVC, en versión sofisticada patrocinada por Louis Vuitton, Gucci, Chanel, Vivienne Westwood, Givenchy, y demás chucherías exquisitas.
En última instancia, la versión fílmica de Sex And The City es más una dedicatoria y un agradecimiento a los que fueron espectadores de este programa de televisión, que a los que veían la telenovela El País De Las Mujeres, versión rancho local de Terrorvisión, con Mimi Lazo haciendo un equivalente vernáculo de Carrie Bradshaw, aunque sin el elemento fashionista de Sarah Jessica Parker. Sólo faltó una cosa importante en la telenovela y en la película por igual: sexo.
Film: Pasta (★★★☆☆)
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Spaceman Spiff