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RESEÑAS

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CALIFICAMOS ASÍ

Nuestra escala para calificar las reseñas del 1 al 5. Con el Sir William McKay reservado sólo a la excelencia.

  • Sir William McKay: Aleph One.
  • Willy McKay: ¡Non-Plus-Ultra!
  • McKay: Muy bueno, peeero…
  • Pasta: Ta' Bien… Ta' Bien…
  • Mancao: Coleto impresentable.
  • Ñame: ¡Que nos devuelvan el tiempo y dinero que perdimos en revisar esta grandísima porquería! ¡Un CULAZO!
Spiff-O-Rama - Reseña: There Will Be Blood

El Petróleo y la Sangre pesan igual

Cine DVD

Tal como les habíamos prometido, la otra del Oscar. ¿Qué sucede si el llamado sueño americano se convierte en una pesadilla? ¿Cómo se puede llegar a la altura del poder por el camino fácil de la ambición para luego caer a los abismos del ostracismo y la soledad? ¿Qué resulta del choque entre la ambición y la fe religiosa? Estas preguntas son el nervio central de la nueva producción de Paul Thomas Anderson, There Will Be Blood Y al plantear estas interrogantes, termina creando una obra maestra.

Inspirado en la novela de 1927 Oil! de Upton Sinclair, Anderson elabora una parábola que abarca 29 años en la vida de Daniel Plainview, desde 1898 hasta 1927. Plainview comienza como cualquier soñador que busca darle al gordo en la extracción de oro, aun habiendo terminado la fiebre del oro unos cuantos años atrás. A la larga acierta, pero con otra clase de oro: el petróleo, como un anticipo de lo que moverá al mundo durante todo el siglo XX hasta nuestros días. En su afán de riqueza se desplaza junto con su hijo putativo hacia California para buscar tierras donde el excremento del diablo brota como el agua en un río. Allí se encuentra con los pobladores originales de estas zonas agrestes y con Eli Sunday, fanático religioso y aspirante a predicador que está dispuesto a ser la piedra en el zapato de Plainview, en todos los sentidos.

Paul Thomas desarrolla por primera vez una historia completamente lineal en donde la historia se sobrepone al acto de autoconciencia por desarrollar un cine de autor, si bien la misma está llena de pasajes silenciosos donde la fuerza de la imagen y las acciones de los actores hacen innecesaria la presencia de las palabras, con lo que lo acerca a este estilo cinematográfico –¡ojo!, el film está lleno de silencios y el ritmo es lento y denso por lo que si van en plan de ver acción sin parar, pasen de largo; si lo que desean es ver una historia de tono épico, vayan sin miedo–. Aun cuando en sus trabajos más celebrados, a saber, Boggie Nights (extraordinario homenaje al mundo de la pornografía de la década de los 70), Magnolia (con influencias de Robert Altman, con quien codirigió la última película de él: A Prairie Home Companion) y Punch-Drunk Love (en donde por primera vez Adam Sandler actúa) poseían un tono característico en donde las imágenes eran precisas y correctas, ahora las tomas están llenas de un tamaño magnánimo que hace que la pantalla ancha del cine se quede corta ante las dimensiones de la obra, tanto en lo visual como en lo argumental. There Will Be Blood significa la graduación de Paul Thomas Anderson como director de cine.

Además de correr con la labor de director, Anderson también acomete la tarea de adaptar libremente el libro de Sinclair, con lo cual el trabajo de que las imágenes coincidan con lo que se plantea en el texto está más que entendido; amén de ser el guión lleno de este arco de ascenso y caída que todo titán enfrenta en su vida en este mundo. Esto viene reforzado por una edición recta y sin texturas aparentes, sino subyacentes. De hecho, There Will Be Blood no es un film que sea fácil de entrarle de buenas a primeras, pero cuando se logra se encuentran logros y maravillas. Complementando lo anterior está la extraordinaria fotografía de Robert Elswitt quien, a diferencia del aspecto retro que hizo para Good Night, And Good Luck, las imágenes se aproxima a lo creado por maestros de la pintura como Turner o en el campo del cine por gente como Conrad Hall, Gordon Willis o Gregg Tolland. Y otro acto glorioso está en la música a cargo de Jonny Greenwood, guitarrista principal de Radiohead, quien se aproxima al serialismo, John Cage, Aarvo Paart, Arnold Schömberg y demás compositores académicos contemporáneos.

En lo actoral cada quien se desempeña con corrección y precisión matemática. Más hay dos revelaciones. La primera en la figura de Paul Dano, quien supera con creces el papel del adolescente problema Dwyane en la maravilla de Little Miss Sunshine para encarar dos papeles (Eli y Paul Sunday) que lo aproximan a la madurez actoral y lo mide en igualdad de condiciones con el protagonista de esta obra, y la segunda revelación, aunque no hay nada de revelador en la actuación de Daniel Day-Lewis como Daniel Plainview, sino una de las mejores actuaciones de esta década, al mismo nivel de Marlon Brando como Vito Corleone o como Orson Welles en clave de Charles Foster Kane. Tal vez el elemento de revelación está en el hecho de decir que él es el mejor actor de estos tiempos, por lo que están sobradamente justificados todos y cada uno de los premios que ha obtenido por este papel.

There Will Be Blood viene a ubicarse entonces como uno de los filmes más importantes de está década y un monumento artístico que hace ascender al cine como algo más que fotografías en movimiento, para convertirse en arte en su estado más puro. Como se citó antes, no es un film fácil de entrar, pero cuando se hace el logro de presenciar algo excelente supera cualquier pronóstico. No 100, sino 1000% recomendable.

Film: Sir William McKay

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Spiff Plainview

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