More then meets the eye
En primer lugar un aplauso a Michael Bay por haberse reivindicado, por fin, con un buen blockbuster que entretiene de verdad. Quizás sea porque se unió a Steven Spielberg para la producción de este film o si se cansó de hacer coletos cursi de "acción sin emoción" como los bodrios de Armaggedon, Pearl Harbor y la Sci-Fi Crap de The Island. Mequetrefes rurales, Transformers es para dejar el frenazo en el asiento del cine de lo cagante que es. Esperaba nada más que excelentes efectos y una mediocre trama, me equivoqué. Esperaba un insípido blockbuster de verano a lo Independence Day, con una buena adaptación del comic a lo Fantastic Four -de impresionantes logros técnicos- pero que se te olvida una vez que pisas la salida. Que va, rodé y me pelé.
No sé si sería el entusiasmo por haber sido fan de la serie animada americana-japonesa de los '80 lo que contribuyó al veredicto favorable de este film. Pero le doy crédito a los productores por haberle puesto atención a los puntos donde normalmente fallan este tipo de producciones, como una sólida trama, un excelente guión y actuaciones de carne y hueso, no de cartón. Apartando los mejores efectos especiales desde la rompe-paradigmas de Jurassic Park (1993), hacen de Transformers una ganadora y uno de los mejores films de genuino impacto y entretenimiento de este año junto a 300.
Transformers no es un concepto originado en un comic como los Super Heroes de DC y Marvel. Es una línea de juguetes exitosamente diseñada por la compañía Hasbro en 1984 que se desarrolló posteriormente en comics debido a su impacto en la cultura popular (producida por la casa Marvel), y luego en dibujos animados en Norteamérica y Japón para generar seguidores de culto. Esta es una de esas raras ocasiones en que el concepto de un juguete o video juego se lleva al cine a diferencia de los comics tradicionales donde sucede al revés. ¿Qué pasa con esto? que los comics que se adaptan al cine casi siempre tienen éxito porque poseen trama, personajes desarrollados, historia y cultura. Con los video juegos sucede lo contrario. Son garantía de fracaso ya que la mayoría de ellos carece de profundidad, historia y trascendencia cultural; como ocurrió con los coletos de Street Fighter, Mortal Combat, Mario Bros., Doom, Resident Evil, Alone in the Dark y Tomb Raider. Todas ellas tan entretenidas con un film basado en Pac-Man o Tetris (Zzzz... ). Excepciones a la regla son muy raras, siendo Final Fantasy VII una de ellas por la profundidad y el desarrollo detrás de los juegos que le dieron base sustentable al film.
Afortunadamente Transformers cuenta con un sólido universo construido por dos décadas de seguidores de culto. Tanto en comics como en miniseries especiales que se produjeron en Japón aún años después de que terminara la serie animada norteamericana a finales de los '80. Con algunas variantes y miniseries paralelas que divergen de la trama original pero que capturan la esencia básica del concepto. Una forma de vida bio-energética alienígena que utiliza la materia para mimetizar formas y figuras bajo la nomenclatura de robots bio-mecánicos o Mech-Warriors. Que entran en conflicto por obtener el dominio de la fuente que da origen -y poder- a su especie. En medio de esta purga están dos bandos, los Autobots y los Decepticons. Unos por el dominio absoluto (Decepticons), los otros por la defensa de la equidad y el orden (los Autobots). El peo es que, por razones que deben conocer por medio de la serie, el comic o el film, terminan en nuestro planeta trayendo su guerra consigo.
La trama del film se basa en esta estructura, y la desarrollan muy bien para complementarla con aditivos históricos ficticios que calzan aceptablemente con el argumento fantasioso. Incluso hay basamentos pseudocientífocos para darle sentido a la inverosímil ciencia ficción y quitarle un poco la superficialidad característica de este tipo de películas. Como resultado, Transformers es un film que no insulta tu inteligencia y cumple su propósito de divertir y entretener sin llegar a los extremos de la idiotez y la superficialidad efectista.
La adaptación es impresionante, impecable, con ligeras y a veces fuertes diferencias del dibujo animado que se adapta mejor con nuestros tiempos. Como el hecho que el famoso autobot Bumble Bee es representado en un Camaro amarillo en lugar del familiar Volkswagen Beetle amarillo que conocemos todos (en este caso usando el Camaro GT Concept que Chevrolet prestó para la filmación (según la revista Motor Trend, GM prestó tres muestras en caso que chocaran uno, pero con condición de devolución).
El detalle que molestó a muchos de los seguidores fue la apariencia de Megatrón, que no tiene su característico cañón en el brazo derecho ni se convierte en la pistola Walter P38 como normalmente hace. Pero está argumentado en el film. De resto, sólo actualizaciones de los modelos de vehículos los '80 por referencias recientes para darles frescura contemporánea (Starscream es un F-22 Raptor en vez de un F-15 Eagle, Ratchet que era una ambulancia cambia por una Hummer de rescate, Ironide que era una Van pasa a ser una pick-up GMC TopKick C4500 y el Porsche 935 de Jazz por un Pontiac Solstice, ¿verga General Motors sí que metió real para meter sus carros no?). Pero Optimus Prime (La Gandola) y Bonecrusher (Grua Mecánica) están perfectamente representados con un realismo que caga por lo complejo de sus articulaciones, al igual que los demás robots (no esperen ver a Grimlock que se les olvidó, pero vienen secuelas indudablemente). Por los Decepticons están la mierda de Barricade (como un cojonudo S281 Saleen Mustang de Policía), Frenzy (el cassette que aquí es un reproductor de mano) y Blackout como el terrible helicóptero MH-53 "Jolly Green Giant" que coje culo y paga con chapa.
Bay se lanza una dirección del carajo, con toda clase de técnicas, cámara en mano, dollys y hasta cámara CGI. La edición es tan frenética que a veces no sabes lo que ocurre ni dónde estás parado, con un poco de abuso del close-up durante la acción que desorientara si no fuera por la exquisita cámara lenta que te deja ver los detalles. El ritmo es energético, interesante, sin pausas ni momentos aburridos a pesar de que es un pelo larga. Con elementos de comedia constante que suaviza el tono oscuro de la trama.
Pero los efectos especiales les van a cagar las pantaletas. Este film marca un hito en la era de efectos digitales como lo hizo Jurassic Park en su momento. Industrial Light & Magic se distancia de la competencia una vez más marcando la pauta con esta demostración de efectos tan reales que inmuta. Aparte que, como una rareza, el ejército norteamericano, acostumbrado al celoso resguardo de prestar sus equipos militares para rodajes, prestó una generosa cantidad de aviones, tanques y vehículos para la película [fuente: New York Times]. En parte porque el Director (o Spielberg) logró persuadirlos para mantener el realismo del film y que éste no se basara en efectos digitales. Gracias a esto es que veo por primera vez un F-22 Raptor en acción, así como auténticos C-17 y C-130 en tomas de vuelo (y un F-117A estacionado) que se han visto antes en otros films. Para mi esto es un drool-festurbation of weaponry and military hardware, mamapipes. Tanto fue la colaboración para la autenticidad de los componentes militares que se pudo filmar dentro del pentágono de verdad verdad, así como también del uso del verdadero Air Force One para una escena, ¡Bárbaro! No sólo se conformaron con Hummers, armas y uniformes de utilería, no, fueron por todo. Quizás con una jaladita de bola y una botella de Whisky convencen al alto mando militar a que les presten el Aurora, pero no creo que hayan querido forzar la suerte.
Las actuaciones como toda película de acción Sci-Fi, sin nada particular salvo el tono serio de Jon Voight como el Secretario de Defensa y el destacado papel del protagonista Shia LaBeouf (The Greatest Game Ever Played), que sorprende bastante para ser el segundo film donde lo veo. Aparte del siempre molesto John Turturro (Secret Window) que no sabe hacer otra cosa que romperte los huevos cada vez que sale en una película. Entre otros, dos tiernitas encendidas que te dejarán con la expresión babeante de Homero Simpson cuando piensa en rosquillas. Como detalle curioso, la voz de Optimus Prime es Peter Cullen, el mismo quien le hacía la voz en la serie animada de los '80, aparte del maligno toque de la voz de Hugo Weaving (The Matrix, V for Vendetta) como Megatrón.
¿Qué esperan que se las cuente? vayan a verla mequetrefes. Altamente recomendable como la cartelera de la semana. Esperando a los Simpsons y a The Bourne Ultimatum para Agosto. Mientras les tendré buenos films que estaré revisando en el MMSST® durante el puente, más unos plásticos nuevos en materia de música para no perder la costumbre.
Bienfor.
Film: Willy McKay (★★★★★)
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Sir Barton